Sin López Obrador, la política será local
Al haber dejado en manos de los estados el manejo de la pandemia, López Obrador ha abierto la puerta a que su sucesor sea un gobernador que compruebe un buen manejo bien la pandemia.
Al inicio de su mandato López Obrador tuvo tendencias centralistas. Apoyó la creación de una guardia nacional y centralizó los delegados de varios programas sociales en uno solo que pudiera ser un contrapeso a los gobernadores. Mucho se dijo que él querría ser un gobernante con pleno control de todas las decisiones locales.
La pandemia comprobó que esta interpretación era equivocada. La aparente centralización se detuvo durante la pandemia. Si bien la federación tiene directrices sobre cómo lidiar con la apertura económica al terminar el primer brote, en realidad, las autoridades han dejado en claro que cada gobernador tendrá un amplio margen para realizar políticas independientes.
Así, por ejemplo, mientras que los gobernadores de Jalisco y Michoacán llamaron a cuarentenas estrictas, otros gobernadores, como CDMX o el Estado de México, solo apelaron a la obediencia y buen juicio de los ciudadanos. En materia económica, se vio la misma divergencia. Algunos gobiernos locales tuvieron seguros de desempleo y redes de protección más solidas que el gobierno federal.
En tan solo unos meses comenzaremos a tener indicios de qué tan efectivo habrá sido el manejo que cada gobernador haya hecho de la pandemia. Para 2021 los datos ya serán claros. Cuando se compilen las estadísticas de mortalidad la fotografía será clara. De acuerdo a los estimados que actualmente tiene Conacyt, las diferencias entre distintos estados podrán ser enormes.
Así, un voto de castigo podría sacar de la jugada a gobernadores que tuvieron importantes focos de contagio.
Parte de la información ya comienza a ser evidente. Hasta el momento, las tres zonas donde se estima que más se logrará controlar el número de decesos por cada 100 mil habitantes son Coahuila, Zacatecas y Nuevo León. Por ello, los gobernadores Miguel Ángel Riquelme Solís, Alejandro Tello Cristerna y Jaime Rodríguez “El Bronco” de los partidos PRI, PRI e independiente, respectivamente, podrían ser los mejor posicionados después de que la pandemia termine.
Por su parte, los estados en donde se estima que podría haber más decesos por cada 100 mil habitantes serán Oaxaca, Guerrero y Chiapas. Ante ello, los gobernadores Alejandro Murat, Héctor Astudillo y Rutilio Escandón, de los partidos PRI, PRI y Morena, respectivamente, podrán ser los más castigados por la pandemia.
Si sumamos los resultados tan diferentes que se observarán al término de la pandemia con la permanente fractura que existe al interior de Morena, se forma un coctel perfecto para que el futuro sucesor de López Obrador surja desde lo local.
La competencia ya ha comenzado a ser evidente con Jalisco. No tardará mucho en que otros gobernadores comiencen también a hacerse visibles como competencia de Morena a nivel federal.
El único as bajo la manga de Morena podría ser su control sobre el presupuesto desde el congreso federal. Los gobernadores no recaudan los recursos que gastan, sino que dependen de la federación. Por ello, si Morena tardara en entregar recursos o los otorgara de manera estratégica o discrecional, desde el centro podría influir en los resultados locales de la pandemia.