Columnas

Si se puede..Si se puede

Consejo: La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene algo negativo, Jamás es definitiva. J. Saramago

Se fue el 2016 un año de constantes cambios, rupturas y post verdades. En el año que se va, las afirmaciones sin fundamento resultaron en muchas ocasiones ganadoras.

El proteccionismo, aislacionismo, nacionalismo, fanatismo, fundamentalismo y la xenofobia tomaron fuerza ante quienes aprovecharon el descontento social por un modelo económico, el liberal; una forma de organización política, el Estado; y una forma de gobierno, la democrática, que no han logrado satisfacer las expectativas de una sociedad interconectada y plural que pretende vivir mejor y que rechaza los logros de la globalización económica que parece un fantasma pernicioso ante la inequidad y el desempleo que persiste.

Con él año se fue el triunfo inesperado de Donald Trump y la sombra de Putin en el proceso electoral de Estados Unidos; la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea que está cada vez más desunida; y la oportunidad de concretar un acuerdo con la FARC por la paz en Colombia. Con estos acontecimientos, también la credibilidad en los estudios de opinión que en su mayoría resultaron errados en sus pronósticos.

Matteo Renzi renunció tras un referendo como Ministro Italiano; España vivió un sin gobierno literalmente; se fue Fidel Castro y con él los últimos vestigios del idealismo socialista y poco antes el bloqueo comercial a Cuba por parte de Estados Unidos; y  Dilma Rousseff tuvo que renunciar por presunta corrupción y por el gasto multimillonario para infraestructura deportiva para la realización de los Juegos Olímpicos de Brasil que resultaron exitosos. Se van más de cinco años del conflicto armado en Siria y muchos más en Irak sin que se vea la paz cerca, arrastrando miles de vidas y la esperanza de quienes por una situación de vida o muerte decidieron emigrar arriesgándolo todo y topándose con el cierre de fronteras de países europeos de manera inesperada.

El terrorismo fundamentalista que toco capitales en Europa, Asia, África y América y en específico el islámico sigue en fase de de expansión; el autoritarismo presente en Filipinas, Hungría y Polonia; y los discursos ultraderechistas de Marine Le Pen en Francia y de la Alternativa por Alemania que amplían su base de apoyo rumbo al 2018, por citar algunos hechos políticos emblemáticos.

¿Qué viene para el 2017 en el ámbito político internacional? Incertidumbre en cuanto a las elecciones en Holanda, Francia, Alemania, Chile, Ecuador, Honduras, India, Singapur, Liberia, Irán y posiblemente Italia; el inicio de la salida de Reino Unido de la Unión Europea; un nuevo liderazgo con Antonio Guterres en una ONU debilitada; un posible referéndum de Cataluña sobre su independencia de España; y la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos con todas sus implicaciones.

Rusia y Estados Unidos buscando consolidarse como el imperio hegemónico mirando hacia dentro y amenazando con fortalecerse nuclearmente y con medidas proteccionistas en un mundo que corría en sentido contrario y ante una China que emerge con fuerza en el mercado. Los intereses geopolíticos que generarán tensiones entere entre ambas potencias que generaran preocupación ante alianzas que privilegien la fuerza sobre la estabilidad y el desarrollo dejando en un segundo plano asuntos tan relevantes como el medio ambiente y la crisis humanitaria provocada por la migración. Un difícil balance y acomodo global ante los intereses particulares y hasta contrarios de Estados Unidos, China y Rusia.

En México en el 2016 vivimos la visita de Trump y sus dichos sobre nuestro país, la recaptura del Chapo; la elección de la Asamblea Constituyente para la Ciudad de México; la aprobación del Sistema Nacional Anticorrupción que aunque con una 3de3 descafeinada fue la primer iniciativa ciudadana convertida en ley; las doce elecciones estatales que representaron un debacle para el PRI; el Panama Papers; las renuncias de Videgaray y Carstens; la tragedia de Tultepec; los señalamientos y acusaciones a ex gobernadores por actos de corrupción; los reclamos públicos del Secretario de Defensa Nacional en cuanto a la estrategia de seguridad pública; y los pésimos resultados de la prueba PISA en materia educativa. En lo económico la inflación que cerró por arriba del 3.6% cuando el pronóstico del año era del 3.0%; El PIB creció 2.0 cuando la estimación era de 2.5%; una devaluación del peso frente al dólar de 18.6%; y un déficit comercial que oscila alrededor de los 16 mil millones de dólares. También tasas de referencia de 5.75 % cuando el presupuesto público se hizo con estimaciones del 5.3%; un incremento de 22.2% de la tarifas eléctricas respecto al 2015 y el alza al precio de las gasolinas del 15 al 20% que empieza a propiciar movilizaciones organizadas de protesta. Y mientras esto sucedió el PRI con un liderazgo que resta, el PAN desunido y desnudo ante los señalamientos de corrupción que utilizó contra otros, el PRD débil y un Andrés Manuel sonriente que recorre el país con mensajes con tintes apocalípticos y de post verdad.

¿Y qué viene para nuestro país? La primera constitución de la Ciudad de México; La competencia electoral para disputar las gubernaturas, alcaldías y Congresos locales en el Estado de México, Coahuila y Nayarit, así como en 212 municipios en Veracruz; la aparición de los candidatos presidenciales; la elección del nuevo gobernador de Banxico por parte de los legisladores, así como al fiscal de la Fiscalía Anticorrupción, el contralor del IFAI, de tres consejeros electorales y de magistrados de las salas regionales pendientes del tribunal electoral; el incremento en los precios de las gasolinas y su impacto en la economía familiar; el reto de evitar la salida de capitales y de frenar un incremento en los precios que lleve a una inflación por arriba del 4% sacrificando el crecimiento económico; ¿Políticas públicas orientadas al fortalecimiento del mercado interno?; ¿la necesidad de impulsar un nuevo modelo de seguridad pública?; ¿una autentica reforma al sistema de impartición de justicia?; ¿ajustes y correcciones a las reformas estructurales y a los presupuestos ante el nuevo escenario económico?; ¿Debates sobre segunda vuelta electoral entre otros mecanismos para fortalecer el federalismo? y ¿Pruebas contundentes de que la lucha contra la corrupción es real y no demagogia?. También será de los acuerdos políticos y negociaciones necesarias para establecer una relación sana y respetuosa con Estados Unidos. Seguramente el centenario de la Constitución política de la Revolución del siglo XX será motivo de muchos señalamientos, reflexiones y debates sobre el rumbo que necesita el país.

Como colofón del año que se fue presentó a continuación cuatro reflexiones que ejemplifican con claridad el contexto en que vivimos:

El analista político Leonardo Curzio hace unos días señalaba “las ideas que dominaban al mundo desde los años 90 han sido sepultadas, no por la izquierda impugandora y populista, sino por una derecha nacionalista intransigente que no alcanza a percatarse de que en los ciclos de apertura no siempre ganan los mismos”.

Bernard-Henri Lévy publicó hace unos días en el País que “al populista le gustaría reemplazar las elecciones por sondeos, el concepto de República por el de concurso televisivo y al pueblo por la plebe. Se trata de una enfermedad senil de las democracias”.

El economista Paul Krugman destacó que “el ataque contra la democracia se debe simplemente al arribismo de los burócratas de un sistema aislado de presiones externas mediante unas circunstancias electorales manipuladas, una lealtad partidista inquebrantable y cantidades ingentes de ayuda económica a los plutocratas”.

Por su parte el filósofo Sygmunt Bauman al hablar de las redes sociales y denominarlas activismo de sofá, expresó: “Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino por el contrario, para encerrarse en lo que llamo zonas de confort, donde el único sonidos que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su cara”.

El cambio fue la característica más representativa del 2016, la incertidumbre empieza a ser la del 2017. Sin embargo, hay incertidumbre que ante el temor paraliza y hay otro tipo que por el contrario, activa y moviliza. El foco de atención estuvo en la capacidad del Estado, la democracia y el liberalismo y no en la capacidad e integridad de quienes gobiernan.  No confundamos una crisis en la confianza, en la credibilidad o percepción con una crisis de democracia, mejor impulsemos una reflexión profunda en cuanto a la desconexión de los partidos tradicionales con el electorado; evitemos el adormecimiento del entretenimiento barato que proporcionan las redes sociales con su amplia posibilidad de generar consultas y movimientos articulados, integradores y sobre todo bien fundamentados; imaginemos nuevas estrategias para establecer consensos que permitan resolver de manera más efectiva la pobreza, la inequidad y el desempleo y que también tengan la capacidad de generar riqueza mediante la innovación y el emprendimiento; escuchemos a los que saben y apoyemos a los políticos sinceros y auténticos que aunque parecieran en vías de extinción están ahí, al acecho de la esperanza que da el apoyo popular del que abusaron instituciones y partidos políticos creyendo que su poder sería eterno.

El 2016 representó cambios que obligan a salir de la zona de confort. De perdidas personales como la de mi abuelita Dora la perfecta sincronía de ternura y carácter, de entrega y apoyo. También del siempre alegre, Orly. Un año que permitió valorar aún más a la familia por su amor y apoyo incondicional. El 2017 será de retos y logros. Ahí te voy, con ánimo y para adelante. Vamos México, Si se puede ¡¡¡Si se puede¡¡¡

Placer culposo: Pensar en lo que dejamos y lo se viene, escuchando dos de mis canciones favoritas de dos de mis artistas favoritos que este año también se fueron: Leonard Cohen – Hallelujah y David Bowie (con Queen) – Under Pressure.