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Septiembre: ¿Casualidades que cobran vidas?

Por Anahí Ulibarri.

Es bien conocido que la ocurrencia de terremotos en la Ciudad de México es algo cotidiano y habitual. En la zona metropolitana de la Ciudad de México tiembla, en promedio, 42 veces al día. Y Mientras en la década de los 90’s el promedio anual de sismos registrados por el Servicio Sismológico Nacional era de 828, de 2010 a la fecha esta cifra alcanzó los 7,453 sismos por año.

Y a tal grado ha sido la adaptación de la gente de la capital del país a los movimientos telúricos que los temblores y los simulacros son parte ya de su vida.

Esto no quiere decir que los ciudadanos han perdido la sensibilidad sobre el tema. De ninguna manera. Sin embargo, cada temblor que afecta a la Ciudad de México cuesta vidas humanas y cantidades millonarias en daños.

FUENTE: Marco Antonio Cruz.
Lamentablemente, volvió a ocurrir, este 19 de septiembre del presente año cuando la naturaleza sorprendió, de nueva cuenta, a la ciudad capital con un sismo de 7.7 grados, hecho que se registró alrededor de las 13:05 horas, minutos después de haberse realizado el Simulacro Nacional. Ante ello, ya se califica al 19 de septiembre como un día maldito.

El epicentro de este movimiento telúrico se localizó, de acuerdo con información proporcionada por el Servicio Sismológico Nacional (SSN), en el poblado de Coalcomán, en el Estado de Michoacán, a 331 kilómetros de la capital de ese estado, Morelia, y que, de acuerdo con el Censo Poblacional de 2005, cuenta con una población de 13,806 habitantes.

El reporte preliminar del SSN informó que, la intensidad inicial del terremoto, fue de 6.8 grados, pero minutos más tarde, al actualizarse la información, se confirmó que este fue de 7.4, para, finalmente, señalar que la magnitud del movimiento alcanzó los 7.7 grados Richter.

Lo sorprendente de este hecho, es que haya sido un 19 de septiembre, pues ya hay registros de movimientos telúricos fuertes en años anteriores -1985 y 2017- donde en el mismo día ocurrieron las calamidades, causando fortísimas pérdidas materiales, así como de vidas humanas y dejando cientos de personas lesionadas y damnificadas.

El epicentro del sismo del 19 de septiembre de 1985, ocurrido a las 7:19 de la mañana, se ubicó en las costas de Michoacán, con una magnitud de 8.1 grados, que afectó principalmente a la Ciudad de México, dejando decenas de heridos, y convirtiéndose en un escenario catastrófico, difícil de olvidar para la memoria colectiva de esa ciudad, en lo particular, y para todos los mexicanos en lo general.

FUENTE: Universidad Nacional Autónoma de México.
En el recuento de los daños del sismo de 1985, la evaluación, en su momento, indicó 2,831 edificios con daños estructurales, 880 que quedaron en ruinas, 370 que pudieron habitarse de nuevo con reparaciones importantes, y 1,581 con reparaciones menores.

Asimismo, la cifra oficial de personas fallecidas fue de 3,500 aunque hay quienes aseguran que el número real –entre muertos y desaparecidos- podría haber alcanzado los 100,000. Adicional, las pérdidas económicas por los daños fueron incalculables. En total durante el siniestro, murieron 5.000 personas, según las cifras oficiales.

Tras el treumático episodio de 1985, técnicos mexicanos diseñaron y pusieron en funcionamiento el Sistema de Alerta Sísmica, que consiste en una serie de sensores sísmicos distribuidos en el centro y la costa oeste de México, diseñado para detectar movimientos sísmicos y emitir alertas tempranas a fin de advertir a las autoridades de protección civil y a la sociedad en general cuando ocurra un sismo que pueda afectar a ciudades vulnerables, como es el caso de la Ciudad de México.

Este sistema fue pionero en brindar el servicio de alerta sísmica en el mundo, ya que el SASMEX hizo el primer alertamiento a una ciudad en el mundo el 14 de septiembre de 1995. Desde entonces, la alerta sísmica es escuchada en radio, televisión y receptores ubicados en escuelas y unidades habitacionales. Y la señal se dispara cuando el movimiento telúrico es igual o mayor a seis grados.

Años más tarde, en el 2017, la madre tierra nos volvió a dar otra sorpresa al registrarse otro terremoto, el mismo 19 de septiembre, pero ahora con magnitud de 7.1 grados. ¿La hora del temblor? Alrededor de las 13:14 horas, siendo ubicado el epicentro, esta vez, en Axochipan, Morelos, con un saldo de 228 muertos, 69 personas rescatadas con vida entre los escombros, 38 edificaciones derrumbadas y un sinnúmero de damnificados.

Y vendría el sismo del 19 de septiembre de año 2022, a las 13:05 horas. Si bien estas coincidencias suelen ser impactantes, más lo son si visualizamos que no solo coincide en la fecha, sino que los últimos dos temblores ocurrieron alrededor de la misma hora, después de la una de la tarde, tan sólo con minutos de diferencia.

FUENTE: El Economista.
¿Acaso es una señal? ¿Acaso una advertencia de la sobrepoblación? ¿O acaso un aviso del exceso de actividad en las placas tectónicas? ¿O será acaso que las placas de Cocos y Norteamérica viven un reacomodo? Cualquiera que sea la respuesta, estos movimientos están resultando fatales para infinidad de personas, sus bienes y el entorno.

Es importante que no pasemos estos hechos por alto, y que tampoco bajemos la guardia, pues ante lo inevitable de la acción de la naturaleza, hay que estar preparados, hay que aprender, hay que practicar y hay que estar en estado de alerta, porque la naturaleza no tiene palabra de honor.

¿Y cómo? Tras los desgarradores sismos de 1985 y la incapacidad gubernamental para responder ante el tamaño de la catástrofe, nació SIPROR, el Sistema de Protección Civil y Restablecimiento de la Ciudad de México, esquema que dio origen al Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC), que es hoy la autoridad encargada de la atención de emergencias en territorio nacional.

Y si, tanto la sociedad como el gobierno estamos mejor preparados que en ese lejano 19 de septiembre de 1985, también es cierto que una profunda crisis económica lastima a la sociedad y ensancha la pobreza de un país que, ante circunstancias catastróficas como éstas, se vuelve más vulnerable.

¿19 de septiembre: terror o maldición? Tal vez ninguna, pero si una dolorosa casualidad de un mundo que busca cobrarnos una factura muy costosa por nuestros excesos.