Ricardo Garduño dibuja “Se me olvidó que te olvidé”, en El Arte de la Canción
SE ME OLVIDÓ QUE TE OLVIDÉ
Los conejos invaden la imaginación, en el Barroco representaban la lujuria, insaciables, rápidos. Para Lewis Carroll, era ese personaje con prisa persiguiendo una cita inalcanzable; en el imaginario prehispánico es el espíritu heroico y generoso que ofrece su cuerpo para satisfacer el hambre de Quetzalcóatl, inmortalizado con su silueta en una cara de la Luna, iluminando el cielo, símbolo de nobleza.
Ricardo Garduño, dibujante obsesivo y perfeccionista, hace de los conejos los personajes de una realidad inventada en su obra, y se inspira en la canción de Lolita de la Colina, Se me olvidó que te olvidé. “Al escuchar las canciones de Lolita de la Colina, veo que todas hablan de lo mismo: dolor, despecho, siempre extraña a alguien.
Mis conejos siempre están en busca de algo y son muy locos. Con esta canción es cómo yo puedo lograr manifestar a alguien que mentalmente está obsesionada o despechada de una persona. En toda la simbología que hay en esta obra, represento la mente.
Lolita de la Colina realmente no sabía de su interior y se dejaba llevar por sus emociones oscuras”. La fantasía es verídica, el dibujo es una copia exacta de la cantina La Faena en el Centro. “Está la vitrina de los toreros, la publicidad de la cantina, que está suspendida en el tiempo. La conejita está en la época actual, ella tiene una botella de tequila que existió, Tequila Tres. Estoy muy familiarizado con el tres, porque nací en un día tres y toda la simbología de mi proyecto gira en torno al tres.
Ella está escogiendo la canción de Se me olvidó que te olvidé, es Lolita de la Colina-conejo, se está emborrachando con tequila, para olvidar a quien tenía que olvidar. Todo esto es un mundo de conejos”. La autora de la canción transformada en conejita obsesiva y el dibujo reinventando una historia para exhibir un dibujo perfeccionista.