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Reynosa y las fracturas de Maky

La Comuna

Reynosa y las fracturas de Maky

José Ángel Solorio Martínez

En Reynosa, Tamaulipas, el PRI que quedó en pie, es el que representa, Oscar Luebbert Gutiérrez. Esto, luego de la cooptación del priismo por la mano del exgobernador, Francisco García Cabeza de Vaca y la posterior desbandada de militantes, que no resistieron vivir fuera de la nómina; sin soslayar, la embestida judicial que el panista echó encima a varios cuadros tricolores.
El ex alcalde, Everardo Villarreal, se sumó a la campaña del Truco Verástegui y perdió lo poco que presumía.
Serapio Cantú Barragán, no tuvo tiempo para equivocaciones: se lo llevó el letal COVID.
El Betico Valdez Richaud, se movió con oportunidad y al lado de Luebbert, se incorporó al proyecto de la IV T, con Américo Villarreal Anaya.
Tanto Betico como Oscar, fueron desplazados del lopezobradorismo por la presencia de los Makyiavélicos en la ciudad. Achicaron tanto, –hasta hoy–, los dos ex jefes edilicios reynosenses, no han podido sumarse a la administración del cardiólogo.
Como en la vida: nada es para siempre.
El bando comandado por Maky, demolió el pacto realizado con Villarreal Anaya, al momento de impugnar la elección interna, –primero– y luego –en segundo lugar– el largo titubeo generador del coqueteo con el candidato del PAN a la gubernatura.
¿Quién podría ocupar el vacío de autoridad dejado por Maky y su familia en el circuito de poder en la mega ciudad del norte?
José Ramón Gómez Leal, y sus correligionarios, no. Cometió un fatal error: reñir con la familia en el poder. Y eso, en ningún sistema político es visto como acierto; a menos que el rebelde tenga elementos para desplegar con posibilidades, ese desafío.
No es el caso.
Carlos Solís Gómez, y el grupo de priistas que comanda como nuevo líder del CDE tricolor, no. Representa un cascarón sin sustancia: el PRI reynosense es una ficción, tanto en su estructura como en su presencia en la microrregión.
Los panistas abandonados por Cabeza de Vaca, desorientados y acéfalos en la que fue su sede y su búnker más preciado, no. El Chuma Moreno y Gerardo Peña, se ven tan agotados que lo único que les dejaron fue su sed por cualquier cargo plurinominal.
Los dirigentes de MORENA en la ciudad, imposible. Los líderes lopezobradristas en la ciudad, son actores de bajos perfiles. Ni uno solo se salva: sus estaturas y liderazgos apenas les alcanza para disputar una regiduría y un cargo menor en el Ayuntamiento.
Luebbert Gutiérrez, y quienes todavía confían en él, tienen expectativas. Jugaron al 100 en la campaña a favor de Villarreal Anaya; tienen cierta ascendencia, en un segmento importante de la clase política reynosense y el ex senador, aún tiene fuelle para construir proyectos al lado de la IV T en la región.
Ni JR, ni los morenistas locales, cuentan con herramientas para frenar los efectos del escurrimiento de los Makyiavélicos hacia otras opciones -MC, PV, PT-; en el paisaje microrregional, sólo están Oscar y seguidores para atemperar un fenómeno que podría ser lamentable para MORENA en plena pelea por la presidencia de la república en tierras tamaulipecas.
Ya desaprovecharon al reynosense, en el gabinetazo de Américo; sub-utilizarlo en el 2023 y en el 2024, sería otra omisión que podría transformarse en fatal para achicar el daño que antiguos aliados intentarán propinar a la IV T.
Los Makyiavélicos, ya mostraron que son aviesos, incumplidos con los acuerdos políticos y sobre todo: no son de fiar.
No es difícil interpretar sus recientes conductas: la inconformidad con el método para postular a Villarreal Anaya, fue una ruptura; los cancones para irse a apoyar a el Truco, fue una fractura; y su registro por de la Senaduría, es en el fondo, otra justificación –sabedora que no se la darán– para la huida de MORENA.
¿Porqué esperar a que los acontecimientos ocurran?