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Recuerdan a Carranza con museo de sitio

Para celebrar el centenario de la Constitución, la capital coahuilense ofrece a sus visitantes un viaje al pasado para recordar a Venustiano Carranza, principal artífice del movimiento constitucionalista durante la Revolución Mexicana.

En el Palacio de Gobierno se puede visitar el recinto dedicado a honrar la memoria de este revolucionario que llegó a ser gobernador de Coahuila y Presidente de la República en una de las etapas más difíciles de la historia nacional.

A este recinto se puede acceder por una de las puertas de la fachada principal de dicho palacio, donde está una pequeña sala que resguarda un busto del llamado Barón de Cuatro Ciénegas y el inicio de una escalinata que lleva a los dos pisos superiores.

Los muros de la escalinata están decorados con frescos pintados por el artista catalán Salvador Tarazona en 1929, donde se detallan aspectos de la vida social, política, económica y cultural de Coahuila y su capital Saltillo.

En el segundo piso se puede acceder a una sala donde se hizo una recreación de lo que fue la oficina de Venustiano Carranza cuando fungió como gobernador de Coahuila, antes de organizar el Plan de Guadalupe que dio continuidad al movimiento revolucionario.

Ahí se exhiben algunos objetos personales de Carranza, así como muebles de la época, entre los que destaca el escritorio que él usó.

En las vitrinas destaca el sable que perteneció su padre, fotografías de su juventud, un prendedor conmemorativo del Centenario de la Independencia (1910) y sus lentes.

También exhiben su pistola Colt, una cartuchera fechada en Veracruz en 1913, una cartera de cuero con billetes de 10 pesos de la época y el manguillo de la pluma original con la que firmó el Plan de Guadalupe.

Se muestra una copia facsimilar del manuscrito de cinco hojas del Plan de Guadalupe, con el que el don Venustiano desconoció al gobierno de Victoriano Huerta, tras el asesinato del Presidente Francisco I. Madero.

Destaca también un retrato de Carranza pintado por su secretaria Hermila, quien tomaba clases de pintura con el zacatecano Rubén Herrera en Saltillo.

Esa ambientación está franqueada por la única puerta original que se conserva de ese palacio, hecha con madera y cristal, en cuya parte superior aparece grabado el año 1912.

Siguiendo por la escalera se llega al tercer piso, donde hay una sala de lectura dedicada a recordar la obra pictórica de Salvador Tarazona, autor de los murales.

Dicho museo de sitio está abierto gratuitamente a todo el público.