¿Quién mató a Gandhi?
Hace 70 años comenzaba el juicio por el asesinato de Mohandas Karamchand Gandhi, una de las figuras más relevantes de la historia moderna. Cinco meses antes, la tarde del 30 de enero de 1948, el Mahatma había sido disparado camino a su oración diaria en Birla House, Nueva Delhi.
Ocho hombres fueron condenados en aquel juicio. El autor material, Godse y su cómplice, Apte, miembros de la organización hindú radical Rashitriya Swayamsevak Sangh (RSS), se autoinculparon porque según ellos, Gandhi había traicionado a India. Ambos fueron ahorcados en 1949.
El investigador privado Pankaj Phadnis apeló al Tribunal Supremo para la reapertura del caso por el asesinato de Gandhi, desestimando la petición a comienzos de 2018.
Tushar Gandhi, bisnieto del Mahatma Gandhi, escribió “Let´s kill Gandhi” para acabar con los rumores sobre el asesinato de su bisabuelo.
Edición vespertina especial del The Free Press Journal del viernes 30 de enero de 1948. En ella ya se informa de cuatro disparos de bala. Foto tomada en la biblioteca del Museo Nacional de Gandhide Nueva Delhi.
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REVISIÓN DEL CASO
Pero la liberación del resto de los condenados en los años 60 y rumores sobre un mayor complot, hicieron revisar el caso. En 1969, la Comisión de Kapur concluyó: “todos los hechos considerados destruyen toda teoría que no sea la de la conspiración para asesinar a Gandhi por Vinayak Damodar Savarkar y su grupo”. Político religioso y líder de la organización de extrema derecha Hindu Mashabha, Savarkar había sido absuelto en el juicio de 1948 pese a los indicios que le inculpaban. Ante la Comisión Kapur, sin embargo, dos de sus colaboradores le acusaron póstumamente de planear el asesinato.
Aquel momento que definió la historia de India no sólo ha servido como material literario. En octubre del año pasado Pankaj Phadnis, pidió al Tribunal Supremo la reapertura del caso, sugiriendo un complot liderado por los servicios secretos británicos. El supremo desestimó la propuesta, pero la petición ha despertado las críticas de académicos y familiares de Gandhi, quienes la consideran parte de una campaña para exculpar a las organizaciones responsables de su asesinato y a sus descendientes políticos.
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LA TEORÍA DE LA CONSPIRACIÓN
La petición judicial parte de noticias publicadas después del homicidio. Los medios Free Press Journal, Reuters y Loksatta cuentan cuatro disparos. Times of India también informó: “el Padre de la Nación ha sido disparado cuatro veces”, aunque matizó líneas después: “tres balas impactaron en Mahatma”. Por su parte, la crónica de The Guardian del día después, 31 de enero de 1948, narra cuatro disparos, aclarando que el último fue un intento fallido de suicidio por parte de Godse. Ningún otro medio describe tal evento.
Phadnis dice que su teoría de la cuarta bala se refuerza con la evidencia del diario manuscrito de Manuben Gandhi, fiel discípulo del líder indio y una de las dos personas que le acompañaban cuando fue disparado. “La policía encontró dos balas. Otra quedó en el cuerpo, hallada en sus cenizas. Pero el relato de Manuben, adjuntado en mi petición, cuenta que encontró otra bala en el chal de Gandhi tras el último baño. ¿De dónde venía?”, cuestiona Phadnis. El investigador subraya la importancia de ese detalle, añadiendo que otras cuatro balas se encontraron en la recámara de la pistola usada por Godse de siete cartuchos.
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EL ARMA, MOTIVO DE CONTROVERSIA
La pormenorizada investigación del libro “The men who killed Gandhi” de 1978, detalla que la Beretta usada por Godse —exclusiva de las fuerzas de Mussolini— fue incautada por las tropas británicas a las fascistas en Abyssinia —actual Etiopía y Eritrea—. Pero no explica cómo llegó a manos del contrabandista que se la vendió a Godse. Laguna para la que Phadnis tiene una hipótesis: una conspiración orquestada por el Imperio Británico. Su teoría parte de dos evidencias y una suposición.
Según él, la Comisión de Kapur pasó por alto dos testimonios contrastados en las pesquisas. El primero se deriva del diario de Manuben Gandhi, que narra cómo Godse visitó la estancia de Gandhi el mediodía del 30 de enero, horas antes del asesinato —alrededor de las 17:15—. El segundo, es el informe policial de la comisaría de Alwar, que documentó la presencia de un extranjero en Birla House distribuyendo folletos informando del asesinato a las tres de la tarde.
“Es chocante porque Gandhi estaba vivo en ese momento. Además, la tecnología de impresión en cicloestilo de la época es muy laboriosa y requiere horas…”, explica Phadnis, que enlaza ambos hechos documentados.
La última suposición de Phadnis se deviene de una presunta comunicación entre la Embajada Británica en Moscú y la Oficina de Relaciones Exteriores de Londres, en febrero de 1948. Según la petición, la misiva registra una conversación entre Vijaylakshmi Pundit —embajador de India en la URRS— y sus contrapartes del este de Europa en la que se implica a Reino Unido en el asesinato.
De ahí, Phadnis deduce la implicación de la agencia secreta británica Force 136 —nombre clave para el Ejecutivo de Operaciones Especiales (SOE)—, organización que realizaba operaciones de sabotaje en territorio ajeno durante la Segunda Guerra Mundial.
“Hay factores controvertidos y la presencia de un occidental en el lugar del crimen. También alegaciones de implicación británica en el asesinato y la existencia de servicios secretos con posibilidad para hacerlo… ¿No es suficiente para una investigación?”, justifica Phadnis.
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LA SOMBRA DEL RADICALISMO HINDÚ
“Muchos se creen expertos por la mentira de las cuatro balas… Ahora crean la impresión de que los acusados fueron víctimas de agentes externos”, se queja Tushar A. Gandhi, bisnieto del líder indio y contrario a reabrir el caso. En su libro, “Let´s kill Gandhi” de 2007, Tushar recoge la teoría de las balas, además de describir cinco intentos más de magnicidio y recientes campañas de desinformación por sectores radicales hindúes.
El bisnieto de Gandhi cree que se quiere exonerar a Savarkar, acusado póstumamente. Phadnis no esconde su afinidad por Savarkar, pero insiste en que Gran Bretaña tenía interés en matar a Gandhipara evitar su supuesto plan de paz entre hindúes y musulmanes: “sin odio religioso, habría habido más flujo económico entre India y Pakistán. El Imperio Británico se beneficiaba como intermediario entre naciones divididas”.
Otros académicos también han fantaseado con el potencial pacificador del Mahatma. “¿Habría su presencia traído mayor unidad Indo-Musulmana? ¿Mejores relaciones entre India y Pakistán?”, cuestiona el libro “RSS, text books and the murder of Mahatma Gandhi” de 2008.
Sin embargo, su autor, Aditya Mukherjee, explica que escribió el ensayo precisamente para ·desmantelar la corriente supremacista hindú que trata de reescribir la historia de India”.
Profesor de Historia en la Universidad Jawaharlal Nehru (JNU) de Delhi, Mukherjee explica: “RSS y Hindu Mahasabha planearon asesinarlo porque el secularismo de Gandhi obstaculizaba su objetivo: convertir India en una nación hindú”. El académico subraya que aunque Godse rechazó vincularse con ellos para protegerlos, cartas y declaraciones corroboran que el asesino material perteneció a ambos grupos radicales.
Mukherjee rechaza base alguna para reabrir la investigación, ya que ni el informe de Moscú es oficial, ni se sabe de la presencia de la Force 136 en India. “Los historiadores no teorizamos en base a recortes de prensa y comentarios de aquí y de allá. No es así como se escribe la historia”, dice.
Documentos de la época como cartas entre políticos, sí prueban la amenaza de RSS y Hindu Mahasabha, cuyos panfletos instigaban a atentar contra musulmanes y contra Gandhi.
En su obsesión por continuar con el caso, Pankaj Phadnis solicitó al Alto Tribunal de Bombay importar el libro “Who killed Gandhi?” de 1963, prohibido en India desde 1976. El volumen “desvela que muchos testimonios fueron eliminados del juicio inicial”, dice Phadnis, quien asegura estar dispuesto a visitar Portugal, donde fue publicada la obra para continuar su particular cruzada.