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¿QUIÉN LEVANTA AL PRI?

Seis meses después de nocaut al PRI de Tamaulipas no hay quien lo levante, por el contrario, ahí tirado en el sueldo donde lo dejo el derechazo de Francisco Javier García Cabeza de Vaca, hoy Gobernador del Estado, al tricolor le siguen lloviendo patadas y escupitajos desde su propia esquina.

Así es mis queridos boes, el amago de entrar al quite y reagrupar a los despojos del PRI cuerudo por parte de Baltazar Hinojosa, quien los condujo a perder el cinturón de campeones, quedó en eso, palabrería más hueca que la que propaló en la campaña y de la que hasta su equipo se burlaba.
Baltazar, cual hijo mal agradecido, dejó al PRI en el suelo, en el total desamparo y hoy una parvada (pequeña por cierto) de zopilotes merodean los huesos pestilentes que aún conservan algo del pellejo tricolor para hacerse de el.

La última carnita que le quedaba al ex partidazo de Tamaulipas, ese robusto instituto que gobernó la tierra conquistada por Don José de Escandón se la devoró Egidio Torre Cantú, y los suyos y las suyas por supuesto, representada por los espacios para el Consejo Nacional del CEN del PRI, que partió y repartió.

Luego de ello hay poco por ‘ruñir’, por eso la soledad asoma por los pasillos de sus edificios invadidos por la desesperanza en plena época navideña, la penumbra, el desasosiego y la ausencia de padre y madre advierten una fría Navidad.

Arriba del inerte y descompuesto PRI, los carroñeros se lanzan picotazos, la falta de reglas, la ausencia de interés de la dirigencia nacional, la carencia de liderazgos locales y sobre todo de recursos, hacen que la lucha por lo que ahí queda sea un espectáculo digno de ‘Animal Planet’.

Por un lado, Aída Zulema Flores Peña se hace la occisa, finge como que no se da cuenta que estatutariamente ya tendría que haber dejado la dirigencia interina y que luego de transcurrir los 60 días que marca la norma, debió haber convocado para que el cargo que largó Rafael González Benavides se renovará desde el 3 de diciembre.

Por eso se entiende que entre los que sobrevuelan el pellejo tricolor ayer hayan puesto el grito en el cielo y exigieran formalmente que se lance la convocatoria.

Humberto Valdez Richaud, dirigente del Movimiento Territorial (si es que algo se puede dirigir en el PRI local) envió al CEN un documento en el que les recuerda que el PRI de Tamaulipas está ahí y les urgió moverle para que se renovará la dirigencia.

En el mismo sentido se pronunció Enrique Cárdenas del Avellano, quien tras semanas de silencio, tal vez esperando ser sumado a por los vientos de cambio y no ser convocado, hasta revivió su discurso de querer ser el nuevo dirigente tricolor.

Pero en el CEN parece que ni ven ni oyen a sus correligionarios de Tamaulipas, cinco días después de lo que marca la norma, no hay señales de convocatoria, tampoco de un delegado especial, menos, mucho menos de la intención de unir los añicos en que quedó ese partido tras la derrota histórica.

Hay voces que indican que lo que vaya a pasar con el PRI de Tamaulipas ocurrirá hasta el año que entra, allá por finales de enero y hay quienes creen que el abandono se prolongará hasta marzo.

Es obvio que revivir a un ‘boxeador’ noqueado y tan contundido como el PRI de Tamaulipas no bastaría con una figura que se ostente como dirigente estatal, porque eso es lo que era Rafa González y no servía para nada, como antes Lucino Cervantes, tan rancio como lento, como ahora Aída Zulema, tan chiquita, tan insignificante políticamente comparada con el reto que significa para el tricolor levantarse de la derrota del 5 de junio.

Por eso creo que para el PRI estatal lo que urge no es el nombramiento de un presidente estatal, porque un papelito no le dará al que sea designado el poder económico para que vuelva la luz a los edificios de los organismos tricolores que hoy están en la penumbra.

El papelito no le dará la estatura política para convocar a los cientos de operadores que jugaron y perdieron el 5 de junio y que desde entonces han estado con la bolsa vacía y pasarán seguramente una amarga Navidad.

El papelito no le daría al elegido el poder de convocatoria a los grupos considerados fuertes para que de una vez se sienten y unifiquen energías en torno a un solo proyecto, porque habrá que convencer a los del sur que los son tan necesarios como los de Victoria y los de la frontera.

El papelito, pues, por si solo, no le daría a Enrique Cárdenas que se volvió a anotar, ni a Manuel Muñoz que parece que puntea o a Alejandro Guevara que insiste en su aspiración levantar al PRI cuerudo que yace en la lona, noqueado, deshidratado y sin esquina que le garantice que algún día volverá por la
revancha. Hace falta, pues, la suma de todos o todos seguirán en la lona.

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