Columnas

POLVORIN

Entre los asesores –ex dirigentes del CDE del PRI de Tamaulipas, ex alcaldes, es diputados y recomendados de los ex gobernadores Tomás Yarrington y Eugenio Flores-, los recomendados de Baltasar Hinojosa Ochoa y sus tres hijos – particularmente dos que se conocen como más insaciables para dar dentelladas al presupuesto del pueblo, Álvaro y Jesús-, tienen en quiebra técnica las finanzas del Ayuntamiento de Matamoros.

-No hay recursos-, dicen los responsables del tesoro público.

Hasta los fondos que tradicionalmente iban en apoyo al destacado Festival de Otoño (FO) –actividad cultural de alto nivel, que sin duda se ha convertido en la fiesta de las artes y la cultura más trascendente de la ciudad-, desaparecieron.

Dos millones de pesos –patrocinio convertido ya en una acción automática-, se esfumaron.

Se presume que los hijos del alcalde Jesús Garza del Guante, decidieron que era tiempo de cancelar los soportes para el FO.

¿A dónde fue a parar el dinero?..

Se desconoce.

Aunque se presume que, podría haber parado en los bolsillos de la pareja infernal encabezada por el junior del Presidente municipal. Chuchito, se ha convertido –se consigna en los corrillos políticos de la ciudad- en el azote de la hacienda pública. (Cercanísimos amigos de Tomás Yarrington, como su padre, aprendieron –presumen- mucho del hoy preso en Italia).

En los últimos seis meses, el presupuesto se transformó en un cofre de billetes a disposición de los hijos de Chuchín. Desconocedores del manejo del presupuesto publico, han movido fondos etiquetados para la nómina y para prensa, hacia otros rubros, violentando el uso del presupuesto autorizado por el Congreso del Estado.

Tan mal anda el Ayuntamiento en asuntos de finanzas, que intentaron salir a flote con una medida por demás insana y antipopular: aumentando el pago del predial. Bajo el argumento que esa recaudación incrementaría la obra pública en colonias, el Cabildo autorizó la carga impositiva.

La estratagema, no salió como quería Chuchín y sus hijos.

El Congreso del Estado, que es la instancia que aprueba el aumento de los impuestos en Tamaulipas, se opuso y echó por tierra la engañifa de Chuchín, sus consejeros y sus voraces vástagos.

El ineficaz Tesorero municipal, ha sumado a su patética labor, la carga de tener a un lado a Alvarito y a Chuchincito, que ordenan hacia dónde se deben mover los dineros del pueblo.

Alvarito y Chuchincito, tienen sus constructores favoritos.

Chuchincito y Alvarito, palomean a sus proveedores predilectos.

El cero a la izquierda que era el Tesorero, se movió todavía más a la izquierda.

Alvarito y Chuchincito, son el feliz orgullo del nepotismo de Chuchín.

A nadie asombre, si de esa ahora famosa dupla, sale el candidato a diputado federal del PRI.

Total: se ve que la familia ya perdió el pudor y la vergüenza…