Moda

Para disimular una mirada cansada necesitas usar así el rubor

Si en cualquier otro momento de mi vida me hubieran dicho que para disimular una mirada cansada lo único que necesitaba era usar colorete bajo el arco de la ceja y en el párpado, no me lo hubiera creído. Pero en la era del contouring, baking, stobing y hasta tountoring todo es posible. Pero ojo, para llevar a cabo el truco del que vamos a hablar no hace falta memorizar el juego de claros/oscuros/zonas hundidas/zonas salientes –tengo que reconocer que me sale urticaria solo de pensar en qué zona de mi rostro tiene que ir uno de esos dos tonos–. El truco es mucho más fácil que todo eso. Mucho más.

Tanto que la explicación se resume a algo tan escueto y sencillo como esto: terminar tu maquillaje de rostro y ojos con un pequeño toque de blush en el centro del arco de la ceja, cerca del pliegue del párpado. Así nos lo explica Eliecer Prince, National Make Up Artist de Guerlain, que asegura que este truco te ayuda mucho a dar un aspecto fresco a tus ojos y a disimular (oh, sí) una mirada cansada. Y lo hace mientras lo practica (con la misma brocha con la que ha aplicado el colorete).

Si googleas este truco no te será fácil encontrar un tutorial en el que veas este paso tal y como te lo estamos contando –nosotros lo hemos intentado–, pero es un pequeño gesto que solo algunas alumnas aventajadas conocen y que los maquilladores practican con mucha más frecuencia de la esperada. Digamos que es una versión fácil y sencilla del draping, esa tendencia en auge heredera del contouring (aunque más antigua porque empezó en los 70) y que consiste en iluminar el rostro utilizando dos tonos de colorete, no solo en los pómulos, sino también en zonas inesperadas como las sienes, la mandíbula o el centro de la frente.

Pero lo que nos cuenta Eliecer es mucho más sencillo que todo eso (gracias Eliecer). Nada de utilizar dos tonos de blush, nada de memorizar en qué zona va el claro y en cuál va el oscuro. Es algo mucho más sencillo: es dar un toque final a tu look con el mismo colorete que usas en los pómulos y con la misma brocha. Un toque sutil (es una pasada, sin más) que puede hacerse en todos los casos menos en uno: cuando te hayas maquillado usando sombras en tonos rosados. En ese caso podría ser excesivo.