Columnas

Los rastros de sangre…

No es una infidencia, afirmar que el precandidato al CDE del PRI de Tamaulipas, Manuel Muñoz Cano, sabe mucho de los eventos que concluyeron con la muerte del candidato a la gubernatura –y virtual gobernador electo- Rodolfo Torre Cantú. De ninguna manera.

Es un hecho: la averiguación penal que derivó en la búsqueda de los asesinos intelectuales y materiales de aquel acontecimiento, menciona a este joven político como pieza clave en el esclarecimiento del homicidio.

¿Por qué?..
Por una razón fundamental: era Muñoz Cano uno de los coordinadores de la campaña del doctor Torre Cantú.
Y más: fue uno de los más relevantes personajes que acompañaría esa trágica mañana al candidato en el vuelo de Ciudad Victoria a Matamoros en donde cerraría su campaña en esa ciudad.

Eso lo supo el gobernador Egidio Torre Cantú.

Por tal motivo, jamás permitió que Manolo –como le dicen sus amiguitos- ocupara cargo alguno en tanto él fue gobernador. Vetó algunas propuestas de quien lo quería en alguna delegación federal para mantener vivo el grupo que capitanea –Hernández Flores- el aún prófugo de la DEA y del Departamento del Tesoro norteamericano.

De igual forma, Torre Cantú lo repudió cuando hace unos meses Geño pretendió ubicarlo como dirigente estatal del Partido Verde de México.

El día que iban a matar a Rodolfo, el coordinador de campaña –Muñoz Cano- desconectó su celular y se hizo perdedizo por más de doce horas de ese negro día.

Apareció, sólo para reunirse con otros políticos y empresarios tamaulipecos para auto-proponerse como candidato sustituto del médico inmolado.

El cuerpo de Rodolfo, todavía estaba en la morgue.
Muñoz Cano, sin el menor recato salió de su escondite para disputar el cargo ante la presión y el empujón dado por sus socios.
Se impuso la cordura.

Alguien, convenció a Geño que postular a Muñoz Cano, daría pié a habladurías: se podría pensar que el gobernador Hernández Flores estaba inmiscuido en los hechos que hicieron hervir la opinión pública nacional e internacional.

Muñoz Cano, tuvo que tomar el camino del exilio ante el peso de sus pecados, y el conocimiento de ellos del gobernador Egidio Torre.

Hoy aspira a regresar el junior de uno de los criminales políticos, -o políticos criminales- más conspicuo del México moderno.
¿Cómo borrar esos rastros de sangre?..