Columnas

Los PRIGRESSSS

Consejo: Para que nuestra generación siga avanzando, como generación debemos crear no sólo buenos empleos, sino también nuevas motivaciones. M. Zuckerberg

El proceso electoral en el Estado de México ocupa la mayoría de los espacios en los medios de comunicación y es el tema en la opinión pública, también la creciente ola de señalamientos contra Andrés Manuel López Obrador que denotan tanto reacciones como practicas cuestionables de éste y/o de su equipo, así como el temor que provoca su fortaleza actual para quienes terminan victimizándolo y posicionándolo aún más, así como radicalizando las posturas políticas en una sociedad ya de por sí, dividida.

Otro tema con amplia cobertura mediática es la final del futbol mexicano, entre los Tigres de la Autónoma de Nuevo León y las Chivas del Guadalajara, donde el primero se presenta como ligero favorito a pesar de un empate en la ida, por contar con mejores jugadores, un director técnico con experiencia y una empresa seria y exitosa que los respalda. Chivas se presenta como el equipo modesto de mexicanos, el equipo del pueblo, de los luchones y aguerridos que dan lo mejor de sí. La misma historia del PRI y Morena en el Estado de México, donde los primeros eran amplios favoritos por el gobierno federal y local que los respalda, porque cuenta con una experiencia electoral de muchos años y con un equipo de profesionales “bien pagados” para hacer que las cosas sucedan como lo desean. Sin embargo, los goles de Morena y la empatía que despierta que el más sencillo gane, hoy en día tienen la competencia electoral en empate.

Este domingo los Tigres pueden perder o salir victoriosos al igual que el PRI en la próxima semana. La situación de ambos se parece, los PRIgres pueden ganar nuevamente y mostrarse como el equipo fuerte de México o volver realidad el trabalenguas de los tres tristes PRIgres (Del Mazo, Ochoa y Peña) o la del equipo poderoso que por soberbia perdió ante el modesto.

Sin duda el partido de futbol será muy entretenido al igual que la elección de la próxima semana, que será muy importante, sin embargo no determinante para lo que sucederá en 2018. Es importante porque es el estado más poblado en el país y porque en cualquier escenario generará reflexión partidaria en torno a las alianzas; denotara la capacidad electoral y de operación territorial del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y de Morena principalmente, así como el crecimiento de dicho partido; reflejará la dimensión del voto anti sistema; la influencia de los medios de comunicación más parciales en el elector; y la capacidad predictiva de las encuestas versus los resultados.

Además si el PRI pierde estará obligado a una reflexión profunda sobre sus prácticas poco democráticas que favorecen el compadrazgo en cuanto a las designaciones de candidatos y funcionarios públicos que tan malos resultados le han dado recientemente y además, respecto a la necesidad de hacer cambios en su estructura, comunicación y estrategia político electoral obligándolo a valorar más a su militancia y a los liderazgos locales con miras al 2018, así como la necesidad de formar nuevos cuadros políticos en el mediano y largo plazo. El partido desde el poder y para el poder, tendrá que dejar de serlo, al menos un poco, si quiere sobrevivir. Si gana, también debería estar obligado a dicha reflexión porque la elección presidencial es harina de otro costal, sin embargo corre el riesgo de la soberbia del triunfador.

Tristemente en la campaña electoral del Estado de México, la democracia y sus valores, los partidos político y sus principios e historia, los candidatos y sus ideales pareciera que están de más, no importan. El pragmatismo impera y se evidencia la lógica corrupta de que todo lo que se puede comprar con dinero, resulta barato. Consultores nacionales e internacionales hacen su agosto desde verano, conscientes que todos los que tengan la capacidad de vender lo que sea que amplíe las posibilidades de triunfo, tienen cabida. Los partidos políticos y sus dirigentes se la juegan diciendo y haciendo con poca dignidad pensando en las posibilidades y su situación en el escenario del 2018 cuando en realidad dicha elección es estratégica, más no es determinante para la presidencial. Ésta es aún más compleja, dependerá del día a día, de un contexto local, nacional e internacional impredecible, de los procesos locales y  de los candidatos y sus capacidades para comunicar, convencer y reaccionar y la de sus equipos. La historia así lo señala, en 1999 ganó Arturo Montiel y en el 2000 ganó Vicente Fox la presidencia, en 2005 ganó Enrique Peña Nieto y en el 2006, Felipe Calderón. Además las encuestas más serias denotan una elección competida donde aún no hay nada para nadie y por otra parte, estas a veces “fallan” porque los indecisos, los que ocultan su voto y los abstencionistas les representan un reto mayor como lo señalará Alejandro Moreno recientemente en una columna de El Financiero, la voluntad del elector representa un enigma que no han podido descifrar del todo ni matemáticos, ni politólogos, ni mercadologías, ni sociólogos.

Para el 2018 aun falta mucha historia, lo que sí es que si el PRI quiere llegar a competir y estar entre los dos finalistas, necesita como los tigres, un director técnico con más experiencia “electoral”, necesita volver a despertar la pasión de sus militantes como la que tienen los regios con su equipo y sobre todo un goleador, no basta con jugadores completos capaces de cubrir varias posiciones como Pizarro o Meade; efectivos y viejos lobos de mar con trayectorias intachables como Damián Álvarez o Narro; jóvenes velocistas como Jurguen Damm o Nuño. Necesitan un goleador de los contrarios y no de propia cancha, no podemos comparar a Videgaray, ni a Osorio Chong con Gignac.

Dicho esto evitemos dedicarle tanto tiempo al pronostico superficial y morboso pero sumamente entretenido de quién ganará, ni adelantar vísperas rumbo al 2018, tampoco en convertirse en críticos u actores viscerales o defensores intolerantes ante los señalamientos hacia el equipo de futbol, partido político o posible candidato de nuestra mayor preferencia. Seamos objetivos y tolerantes, bajémosle un poco a la efervescencia política, a la grilla y la pasión que despierta los instintos más primitivos de salvajes o ludópatas. Esto no es futbol, pero como se parece.

Punto y aparte, vale la pena leer o ver el discurso de Mark Zuckerberg en su ceremonia de graduación en la universidad de Harvard luego de abandonarla hace 12 años: http://www.huffingtonpost.es/2017/05/26/lee-el-inspirador-discurso-de-mark-zuckerberg-en-su-ceremonia-de_a_22110461/ Esperanzador y digno de reflexión…sobre las nuevas motivaciones.

Y por cierto…¿Cuáles son tus motivaciones en la vida?

Placeres culposos: Escuchar el piano hipnótico de Lambert en Sweet Apocalypse y esperar al 2 de junio lo nuevo de Bleachers y Roger Waters.

Leer Everybody Lies de Seth Stephens – Davidowithz sobre mitos y realidades de Internet analizados desde el Big Data para que las “vidas perfectas” del facebook no te depriman. También Deviate de Beau Lotto que tiene como premisa que todo lo que experimentas toma lugar en tu cerebro y que ante ello, la percepción, siempre es distinta a la realidad.

Y claro, ver la final del futbol mexicano, voy Tigres.