Columnas

La comunicación ausente

La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

Tiempos trepidantes se avizoran en el horizonte de Tamaulipas. La violencia, de nueva cuenta renacida; el aparato de Justicia, en manos de personeros de la administración pasada –Guardia Estatal, Súper Fiscalía, C5 a los que se les une el Poder Judicial–; una campaña electoral extraordinaria, que nunca estuvo en los planes de la IV T tamaulipeca; y un ingrediente que le suma mayores explosividades a ese escenario de muchas tenebrosidades: un aparato de prensa, frágil y de bajo perfil que dejó desatada la estructura informativa en la región.
De la herencia del cabecismo, se sabía.
Lo que explotó sorpresivamente, fueron la disputa por la Senaduría y la ebullición de opiniones y noticias que entraron inesperadamente, a la sala del gobernador Américo Villareal Anaya.
Los comicios de febrero próximo, desquiciaron a la IV T. Cuando los alcaldes de la frontera –un tanto distanciados del Ejecutivo estatal, por motivos diversos– se regresaron a lamerse sus heridas a la sombra de sus Ayuntamientos, vino un evento contradictoriamente funesto: desapareció, el senador Faustino López abriendo la necesidad de AVA para la búsqueda de consensos con los ediles; y cómo no: son más que necesarios para la contienda.
Y regionalismo fuera, con mayores razones los fronterizos.
Nadie duda del triunfo de MORENA y su abanderado.
Eso se da por hecho.
El asunto no es ganar; el asunto, es ganar sobradamente.
El lopezobradorismo tamaulipeco, debe mostrar al jefe indiscutible de la IV T que Tamaulipas será territorio guindo el 2024.
Una cosecha de votos, modesta –lograr menos sufragios de los obtenidos por AVA que lo hicieron gobernador–, debilitaría a la Administración estatal.
Y la dejaría mal parada, no sólo con AMLO: sería una pésima carta de presentación con el candidato(a) presidencial de la IV T.
¿La tardía operación cicatriz, arrojará dividendos para Villarreal Anaya y el aspirante a senador morenista?
Después de febrero, lo sabremos.
Mantener los índices de preferencias ciudadanos de un gobernante, no sólo es resolver las problemáticas ciudadanas; es, sobre todo, una eficaz estrategia de comunicación social. Hasta hoy, esa área se ha movido con ineficiencia e inmadurez.
Su principal debilidad: la narrativa de la IV T –que debiera ser uniforme, homogénea, en todas las áreas de la administración estatal– se percibe fragmentada, sin cohesión, sin rumbo.
Una de las pruebas más fehacientes, –y patéticas– fue la participación de la titular del Instituto de la Mujer del estado: ante su homóloga federal, pronunció un discurso deplorable y casi funesto.
De pena ajena.
Por una razón: la voz de los miembros del Gabinete –son, o deberían ser– la voz del gobernador.
¿Son los boletines tradicionales, la estrategia central de la Comunicación gubernamental del gobierno de AVA?
Otro elemento que llama la atención, es la permanente como nutrida red de señalamientos contra la familia del Ejecutivo estatal. Nunca, en la historia de los gobernadores, se habían expuesto con tanta reiteración esas posturas mediáticas.
Es ya, un fenómeno.
El titular de Comunicación Social de la IV T en Tamaulipas, es la hebra más débil en el entramado gubernamental. No por ello, debiera mostrar evidentes inconsistencias en sus estrategias.
Ya lo han dicho los sabios: gobernar, es comunicar.