Columnas

La cola de la víbora

La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

El anuncio de Gerardo Peña, de la reunión plenaria del grupo parlamentario panista, se realizará en Tamaulipas, es reconocimiento de la debacle que sufrió ese partido en la elección por la gubernatura y el adelanto de la paliza que recibirá en la elección extraordinaria por la senaduría el 19 de febrero.
Aseguró, que asistirán el 25 y 26 de enero 115 diputados federales a tierras tamaulipecas.
Peña, uno de esos políticos sui generis, generado por la ola creada por el reynosense Francisco García Cabeza de Vaca; no niega la cruz de su parroquia: sigue recibiendo y ejecutando las órdenes y los mandatos de su jefe principal.
Desarticulado en mucho por sus propios errores, el cabecismo ante un escenario local que le es adverso –sus aliados en la región lo están abandonado– ahora recurre a las fuerzas externas: los legisladores azules en el Congreso de la Unión.
¿Qué tanto podrá revitalizar al maltrecho panismo ese tipo de eventos?
No mucho.
Si se invita a los legisladores para levantar la moral del vapuleado panismo regional, es una equivocación. Tan simple, como que ellos han operado una fallida estrategia desde la máxima tribuna del país para oponerse al presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Los resultados de esa embestida al líder real de MORENA, no ha resultado del todo exitosa: fue memorable el gambito que les aplicó con la reforma energética; fue aleccionador, el desgaste al cual los obligó con la reforma electoral; didácticamente, les restregó en el rostro el funcional Aeropuerto Felipe Ángeles; y en recientes días, fue evidente el golpe contra el narco; y para finalizar: les dio cátedra de política exterior y de Estadista, en la visita de Joe Biden.
¿Entonces para qué invitar a diputados que no han dado una, a reunirse con los legisladores tamaulipecos?
Se entiende, que los pares se buscan para rascarse. Peña, es un político que va invicto en sus contiendas electorales: lleva cuatro elecciones perdidas.
¿Qué pueden aportar para el mejoramiento de las luchas parlamentarias, unos diputados que han hecho el ridículo con sus tácticas para frenar la influencia de la IV T en el parlamento y la vida pública del país?
¿Qué puede Peña, pronunciar en su discurso cuando les de la bienvenida?
No se ve otra intención de tan grande evento, más que la reagrupación del cabecismo en la comarca. Pretende, exhibir su presencia en la estructura partidista; aspira a re-oxigenar su red de alianzas que en los recientes días está sufriendo fisuras y escurrimientos; y sobre todo: pretende dar muestras vitales de su presencia.
Es de esperarse: en el cuerpo del evento, se filtrarán críticas a la IV T tamaulipeca. No se ve otra forma, de convertir un acto absolutamente innecesario en una manifestación de proselitismo para la desangelada candidata que busca ser senadora de la república.
Es muy probable, que los parlamentarios azules del exterior, intenten hacer lo que los azules del interior no han podido articular: una narrativa opositora eficaz y potente, en el Congreso local.
¿Lo lograrán?
Se ve difícil.
Sobre todo, si se analizan los resultados del discurso opositor del PAN en la Cámara alta y la Cámara baja: propuesta frívola, obscena, visceral, denostativa.
La súplica de auxilio del panismo tamaulipeco, que hace hoy en voz de Gerardo, es un tanto bizarra: pide ayuda, a quien está angustiadamente metido en líos.
Aquí lo interesante, no es lo que va a ocurrir en el evento.
Lo relevante, es lo que ese acontecimiento generará al interior de un PAN que ya ve a su segmento fronterizo, como un pasivo para las tareas del futuro.
Lejos de inyectar ánimo a la militancia albiceleste en Tamaulipas, la reunión de Peña incorporará mayores enconos en un partido que como las víboras, se empezó a comer su propia cola…