INCENDIO EN UNIVERSAL STUDIOS DESTRUYÓ GRAN LEGADO MUSICAL
El incendio desatado en los estudios del grupo Universal en Los Ángeles (California) en 2008 no solo acabó con la atracción de King Kong en el parque temático, sino también con «un gran legado musical», que incluía originales desde el trompetista Louis Armstrong hasta el rapero Eminem.
De acuerdo con una investigación de The New York Times, si bien la versión oficial argumentaba que en el incendio solo se perdió King Kong y un antiguo archivo con copias de videos, lo cierto es que por el fuego desatado en la madrugada del 1 de junio de 2008 se perdieron alrededor de 500 mil másters (grabaciones originales) de canciones que se remontan a la década de los cuarenta del siglo pasado.
Según un informe confidencial al que ha tenido acceso el rotativo, las obras consumidas por la deflagración incluyen originales de Billie Holiday, Duke Ellington, Ella Fitzgerald, así como las primeras grabaciones de Aretha Franklin. Sin embargo, la pérdida abarca hasta la música reciente, ya que en la nómina de artistas cuyos másters se perdieron aparecen Ray Charles, Joan Baez, Sonny y Cher, Elton John, Eric Clapton, Aerosmith, Janet Jackson, Snoop Dogg, Nirvana o 50 Cent, entre otros.
La importancia de estas copias máster reside en que se trata del original de la canción o álbum que posteriormente se traslada a las grabaciones en vinilo, discos o MP3, entre otros muchos soportes.
En un documento interno de la compañía fechado en 2009, el grupo Universal definía lo ocurrido como la pérdida de «un gran legado musical». Esta herencia musical del siglo XXI contenía grabaciones en multipista, donde la grabación de cada instrumento permanecía aislada el uno del otro, así como temas nunca comercializados.
En aquel momento no se desveló la magnitud del desastre, apunta el diario neoyorquino, ya que el archivo de video fue el foco principal de la cobertura mediática, mientras que la compañía intentó ocultar la gravedad del asunto y evitar la «vergüenza pública» que ello suponía para la empresa. Además, al esconder lo sucedido, evitaba las preocupaciones de la compañía de posibles quejas por parte de artistas o dueños de los derechos de las grabaciones destruidas en el incendio