Exposición reconstituye historia de brujas en Europa
La ciudad belga de Brujas, al oeste de Bruselas, acoge una insólita exposición dedicada a las criaturas que llevan su mismo nombre.
“Les sorcières de Bruegel” (Las Brujas de Bruegel) reúne telas de pintores flamencos y holandeses, documentos y objetos de época que dan pistas de cómo surgieron las brujas de la vida real y de los cuentos para niños y de cómo la Europa medieval vivió los años de la inquisición.
El local elegido para la muestra es el antiguo hospital Saint-Jean, un edificio fundado hace ocho siglos, convertido en museo cuando se suspendieron las actividades médicas en el local, a finales de los años 1970.
La arquitectura medieval del edificio, sumada a una escenografía lúgubre, compuesta de velas y colores oscuras, transportan el visitante a la historia que se pretende transmitir.
En las pinturas de Pieter Bruegel uno descubre el origen del imagen más popularizado de las brujas, perpetuado en libros y dibujos animados: una mujer vieja, de nariz grande y verruga, con un sombrero negro de punta y una huella hirviente.
Pero la historia es, sobretodo, de personas reales calificadas como brujas y ejecutadas públicamente durante la inquisición muchas veces por una simple excentricidad o querella de vecinos.
Según los documentos reunidos, más de cien mil juicios por hechos de brujería fueron registrados en Brujas entre 1450 y 1700.
Una práctica común en esa época era la prueba del agua: la acusada era tirada al río con manos y pies atados. De flotar, se consideraba una prueba de brujería y la mujer era retirada del agua para ser quemada viva.
Aquellas que se hundían eran consideradas inocentes, aunque solían morir por las circunstancias.
En un muro del hospital, un largo listado documenta los nombres de las mujeres que fueron quemadas vivas en Brujas, acompañados de las fotografías de sus verdugos.
En otro, un mapa revela la extensión de la cazada a las brujas en Europa, con las cifras de ejecuciones en varios países.
Entre los objetos presentados destacan amuletos y muñecos de tela que comprobarían las prácticas dudosas de las mujeres condenadas.
Se puede observar también una caja de madera en la que se encerraban las acusadas de brujería, atajadas por el cuello, durante su detención.
Al final de la muestra, el visitante es invitado a subirse en una escoba para sobrevolar, con la ayuda de un dispositivo multimedia, una reconstitución de la ciudad de Brujas en el año 1500.