Exhiben paño que cubrió restos de Cortés
Protegido por un cristal y bajo una luz muy tenue, el paño restaurado que cubrió los restos de Hernán Cortés durante más de un siglo hoy se exhibe en el Museo del Noreste como parte de una exposición temporal.
Con motivo de la exposición “Hilos de Historia / Colección de Indumentaria del Museo Nacional de Historia”, el pañuelo que antiguamente cubría los huesos del conquistador español es exhibido en Monterrey.
Se trata de un paño blanco que recientemente fue restaurado por especialistas del INAH, ya que por más de un siglo permaneció en la tumba que se mantuvo en secreto hasta 1946 en un muro del templo del antiguo Hospital de Jesús en el centro de la Ciudad de México.
Es una pieza de lino blanco enmarcado con encaje de seda negro que hoy pertenece al acervo del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec.
El lienzo, utilizado durante las honras fúnebres de los restos óseos de Cortés, fue intervenido como parte del proyecto de conservación realizado por este museo que celebró su 70 aniversario el año pasado.
La atención del textil se hizo en colaboración con estudiantes de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente (ECRO).
El paño, de 72 por 73 centímetros, se sometió a una limpieza por medio de un tratamiento especial. Una vez limpio, se colocó un soporte de tela de algodón teñida similar al tono del original, para recuperar las partes faltantes o deterioradas.
El encaje negro fue retirado para tratarlo por separado, y una vez estabilizado se reintegró a la pieza.
FÚNEBRE PEREGRINAR
El conquistador español Hernán Cortés fue sepultado por primera vez en Castilleja de la Cuesta en 1547, localidad cercana a Sevilla, España, donde pasó los últimos años de vida.
Tiempo después sus restos fueron trasladados a la Nueva España, donde empezó un largo peregrinar.
En 1566 fue encontrado un testamento en el que Cortés pedía ser enterrado el monasterio de Coyoacán, en México, un edificio que él mandó construir pero que nunca fue terminado. Por ese motivo sus restos fueron llevados a México y puestos junto con los restos de su madre Catalina Pizarro y una de sus hijas en una cripta de la parroquia de San Francisco en Texcoco, en el actual Estado de México.
En ese lugar reposó durante 63 años, hasta que los franciscanos que administraban el templo lo movieron un par de veces más, una en un nicho detrás del Sagrario, y otra para colocarlo en la parte posterior del retablo mayor donde permaneció 78 años.
Otro testamento de Cortés fue encontrado en 1794, supuestamente lo había escrito de joven; en el documento pedía ser enterrado en el templo del Hospital de la Purísima Concepción y Jesús Nazareno, mejor conocido como Hospital de Jesús, lugar que él fundó 1524.
Se dice que ahí fue donde él había tenido su primer encuentro con el emperador azteca Moctezuma. Así los restos volvieron a ser trasladados.
Durante la Independencia el sentimiento anti español se tornó cada vez más álgido y hubo quienes pedían que los huesos de Cortés fueran quemados o arrojados al mar.
El 15 de septiembre de 1823, el entonces ministro Lucas Alamán y el capellán mayor del Hospital de Jesús escondieron los restos de Cortés en una tarima dentro del nosocomio e hicieron creer a los inconformes que habían sido enviados a Italia.
Posteriormente fueron depositados en un nicho “secreto” que se construyó en la pared del templo a un lado del monumento funerario original. Ahí permanecieron escondidos 110 años. Aunque Lucas Alamán, presuntamente había informado a la embajada española el lugar de los restos de Cortés, el paradero se mantuvo en secreto para los mexicanos.
Fue hasta 1946 cuando historiadores del Colegio de México encontraron una copia de dicho informe y el 24 de noviembre del mismo año hallaron nuevamente al conquistador y autentificaron su identidad.
El 28 de noviembre de 1946 el Presidente Manuel Ávila Camacho expidió un decreto mediante el cual confirió al Instituto Nacional de Antropología e Historia la custodia de los restos mortales de Hernán Cortés.
Finalmente el nueve de julio de 1947 los restos fueron colocados en el mismo muro con una placa de bronce que lo indica.
El Hospital de Jesús sigue funcionando como tal en el número 82 de la Avenida 20 de Noviembre, junto al Zócalo de la Ciudad de México. Es considerado el nosocomio más antiguo del continente, y la tumba de Cortés, en la iglesia contigua, está abierta al público.