EL REGIDOR MALAGRADECIDO
Hace un año, en marzo de 2018, cuando Magdalena Peraza Guerra estaba conformando la planilla priista de aspirantes a síndicos y regidores que iban a competir junto a ella en la elección por la alcaldía y el cabildo, le propuso a Alejandro Rábago Hernández ocupar la candidatura a primer regidor.
En ese entonces, el hijo del ex alcalde José Francisco Rábago Castillo ejercía un cargo muy bien remunerado en el gobierno federal peñanietista: Delegado regional noreste del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE), área que dependía de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Ante la propuesta de llegar a ser regidor en automático cualquiera que fuera el resultado en las urnas, Alejandro Rábago la rechazó.
Explicó a la maestra que quería terminar su encargo en la Federación hasta el último día del sexenio. Por agradecimiento a la oportunidad de operar una delegación federal regional con sede en Monterrey, no deseaba dejar el puesto.
La profesora extendió una nueva oferta política al junior de Pepe Rábago: la regiduría sería para su esposa. Sin embargo, Alejandro Rábago le contestó que a su esposa no le gustaba la política.
Tras la segunda negativa, Alejandro Rábago Hernández comentó que la primera regiduría de la planilla priista podía ser para un muy amigo suyo, un empresario que conocía la profesora: Benito Abad Pérez.
Así fue como el ex presidente del Instituto Político Empresarial (IPE) y ex subdelegado federal de Economía en la zona sur de Tamaulipas fue ‘bendecido’ para ocupar la candidatura a primer regidor de la planilla del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Tampico.
La amistad que sostienen Alejandro Rábago Hernández y Benito Abad Pérez es importante no sólo para saber cómo el ex dirigente del IPE llegó a la primera regiduría tricolor, sino para entender el por qué, de pronto, de la noche a la mañana, el ex subdelegado federal apareció en una rueda de prensa en la que dos regidores del PAN de Ciudad Madero se sumaban al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
¿Por qué Benito Abad Pérez aceptó aparecer en una rueda de prensa de Morena encabezada por el controvertido Alejandro Rojas, suplente del senador Ricardo Monreal? La respuesta se encuentra en Alejandro Rábago.
Ese sábado, el hijo de Pepe Rábago iba a manifestar su apoyo abierto al partido de la Cuarta Transformación. Ya lo había platicado con su virtual ‘madrina’ Magdalena Peraza Guerra.
Incluso, la maestra los citó en su casa, en la colonia Del Pueblo, para trasladarse y llegar juntos al salón del Hotel Casa Blanca, ubicado en Avenida Ejército Mexicano, en Ciudad Madero.
Sin embargo, Alejandro Rábago tenía dudas de haber público su respaldo a las huestes morenistas, luego que, junto con la polémica profesora, había aparecido muy sonriente y vestido con camisa azul (en franco apoyo al PAN) en una reunión con colonos en el sector López Portillo, en la zona norte de Tampico.
Entonces, el ex delegado federal regional del SAE pidió consejo. No sabía qué hacer. Alguien le recomendó que se aguantara, que dialogara directamente con el suplente del senador Ricardo Monreal. Eso fue lo que hizo el hijo de Pepe Rábago la tarde de ese mismo día. Comió con Alejandro Rojas en un restaurante de la Playa de Miramar.
Como Alejandro Rábago Hernández no asistió a la rueda de prensa, Benito Pérez Abad se quedó sin la compañía de su amigo y casi compadre. Sin consejo de nadie para hacer otra cosa, el regidor apareció con Magdalena Peraza Guerra y con su presencia dio su apoyo a Morena.
Durante la rueda de prensa, el agente aduanal que llegó a ser regidor con la bandera del PRI se observaba nervioso, inquieto, dubitativo, vacilante, con la mirada casi vidriosa.
No obstante, ahí se quedó. Sabía, bien que lo sabía, que la rueda de prensa era para manifestar el respaldo al proyecto del partido político de la Cuarta Transformación. No era un evento del gobierno federal lopezobradorista, sino un evento de Morena.
Hecho bolas con sus propias declaraciones, Benito Abad Pérez se muestra malagradecido con el partido que le dio la oportunidad de ser integrante del actual Cabildo: El PRI. No fue la sociedad civil quien lo invitó a ocupar una regiduría, sino su compadrito, su amiguito, (¿el priista?) Alejandrito Rabaguito (así en diminutivo, porque nunca será como su padre, José Francisco Rábago Castillo).
Para colmo, Benito Abad Pérez tampoco acepta que es morenista… a pesar de que apareció en una rueda de prensa de Morena. Si no quería sumarse al proyecto de la 4T, era muy sencillo: El regidor no hubiera ido a esa rueda de prensa que encabezó Alejandro Rojas.
Por si faltara algo, el regidor que llegó al Cabildo con el logo del PRI ahora se dice regidor ‘de una fracción ciudadana’… Ni priista, ni morenista. ¡¡¡Caray!!!
Ahora resulta que Benito Abad Pérez es un integrante de una ‘fracción ciudadana’ del Cabildo de Tampico… ¿Quiénes más integran esa ‘fracción ciudadana’? ¿Teté Gorordo…? ¿Isabel Goldaracena?… Todo por negar su militancia priista. -fue militante y fue presidente del IPE, una organización adherida al PRI-.
Tan fácil que hubiera sido mostrar agradecimiento al priismo que lo postuló como regidor y otorgara el 10 o el 20 por ciento de su sueldo -aunque sea simpatizante- para ayudar a mantener el comité local tricolor. Tan fácil que era asistir y llegar con un pastel (de ‘Pepis’ o de ‘Suspiros’) al evento del 90 aniversario del priismo para convivir con la dirigencia y la militancia fiel a toda prueba. Tan fácil que era, pero…
El problema es que Benito Abad Pérez es un regidor malagradecido con el partido que lo ayudó a ser integrante del Cabildo de Tampico y, por ende, a cobrar varios miles de pesos mensuales.
Y PARA CERRAR…
Ahora que está vacante la dirección de Desarrollo Económico del Ayuntamiento de Ciudad Madero tras la renuncia de José Luis Ornelas Aguilar (quien ya camina hasta como diputado local), ¿el nuevo responsable del área será Marco Cortés?