El pleito por la Sección XXX del SNTE
La Comuna
José Ángel Solorio Martínez
Lo más relevante, de la lucha por la dirigencia de la Sección XXX del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) en Tamaulipas, no es quién va a ganar la elección. Lo relevante de esa pugna, es cual de los tres candidatos es el mejor para el magisterio y para el sistema educativo regional.
Arnulfo Rodríguez, es un sindicalista de toda la vida. Incluso, ya ha sido líder de los profesores tamaulipecos; y no lo hizo más. Supo negociar con el gobierno estatal, y llevó a su gremio a disfrutar de esa feliz relación.
Eugenio Hernández Flores le dio todo.
La ruptura con el geñismo se generó con su fallida candidatura al Senado. Perdió la elección –con más de 60 mil votos–, abriendo la puerta al PAN que se llevó la Senaduría, dejando a Eugenio sin uno de sus más potentes relevos suyos en la gubernatura; el otro, era Rodolfo Torre Cantú.
Pese a eso, no cayó en el garlito de Cabeza de Vaca que desde el Senado construiría su imperio en el estado.
Naif Hamscho, es el candidato orgánico del pasado cabecista. Su aparato de apoyo, son profesores premiados por el panismo durante seis años: préstamos, salarios, posiciones, todas prebendas envidiables. Ejemplo de ello es Copitzy Hernández; ex priista y ahora militante panista –le coordinó en algunos municipios la campaña al candidato a gobernador azul, Truco Verástegui– hoy representa al aspirante azul ante el organismo que promueve y fiscaliza el proceso interno del SNTE.
Es el candidato más frágil; por una razón, siempre el candidato con menos consensos, se queja de la mala actitud del árbitro. Recurrentemente, ha venido denunciando la intervención del gobierno actual en la elección. Más que una actitud democrática, parece ser una reminiscencia del persistente diferendo entre Américo y Cabeza de Vaca.
Sin duda: Hamscho, sería un salto al pasado albiceleste. Y lo peor: el regreso de prácticas de saqueo de los organismos de ahorro de los trabajadores de la SEP. Fue un incondicional del senador, Ismael García Cabeza de Vaca.
Su base, son los grupos profesorales que recibieron canonjías a pasto del gobernador que se fue.
Abelardo Ibarra, se mueve a dos aguas. Logró ganarse la confianza de los interlocutores del gobernador, Américo Villarreal Anaya, al tiempo de llegar a acuerdos con las corrientes priístas –y algunas morenistas– que coexisten en el sindicato en la región.
Garantizaría una relación tersa con la IV T, tamaulipeca.
En suma: la contienda se resolverá o por Abelardo, o por Arnulfo.
¿Quién garantiza los mejores impactos para la mejoría del maltrecho sistema educativo tamaulipeco?
Claramente: Arnulfo.
A él, lo rodea lo más destacado del magisterio que abrevó en las normales rurales, semillero de una cauda de profesores con prendas pedagógicas y didácticas de mucha valía
¿Cuál de los dos, manejaría una mejor relación con el gobierno estatal?
Sin duda: Abelardo.
Con un riesgo posible: la ingobernabilidad que pueda producir una elección desarrollada con cartas marcadas. Las corrientes que apoyan a Arnulfo, si emerge ese escenario de intrusión y parcialidad, pueden guardar resentimientos de largo aliento.
Y el 2024, no está lejos.
Y la elección extraordinaria, la tenemos a tiro de piedra.
Las consecuencias del resultado en la Sección XXX, no serán tan relevantes –políticamente – como la contienda por la Senaduría…
…pero por ahí andan.