Columnas

El plan B del PAN

Si hoy fuera el momento de elegir candidato a la gubernatura por el Partido Acción Nacional, sin duda sería Ismael García Cabeza de Vaca. Y si se tratara de construir un plan B, estarían en orden de importancia y relevancia, el alcalde de Tampico, Jesús Nader, el jefe edilicio de Nuevo Laredo, Enrique Rivas Cuéllar y la alcaldesa de Reynosa, Maky Ortiz.

Macizo el senador García Cabeza de Vaca. Viene de una campaña extensa, -que ninguno de sus competidores internos trae-; cuenta con un vínculo estrecho con los factores nacionales, y el PAN estatal come de su mano.
Dentro de los dirigentes regionales tamaulipecos panistas, es el que mayor liderazgo ha mostrado. Y del mayoritario grupo de alcaldes azules, arrastra una mayoría para su proyecto.

(En todo ese panorama, se percibe la influencia de su hermano el gobernador del estado. Ya en otras entidades, se ha generado el fenómeno de la continuidad consanguínea, por lo que esa circunstancia ha quedado conjurada como veto político moral).
No se le ve adversario azul que pueda competirle.
Hasta hoy.

La política real, es zigzagueante. Los escenarios sufren vuelcos inesperados; ya por asuntos internos partidistas, ya por las condiciones cambios de la política mexicana que hoy se mueve sobre pisos procelosos y turbulentos.
¿Quién sería el plan B?
En plan político emergente sería en orden de presencia y estatura, encabezado por Jesús Nader. Este alcalde, trae el boleto en el bolsillo por el control político que ha construido en la ciudad. Desplazó con cierta facilidad a la red social que mantenía la ex alcaldesa Magdalena Peraza Guerra.

Magda, ya no es el factor político que en un tiempo fue hegemónico en el puerto. Se mueve; es cierto. Sólo que ya no como en otros tiempos; hoy, es apenas un tejido panista-priista que jugó con ella en tanto tuvo que repartir.
La profesora quiere revancha.

Tiene muy cuesta arriba su participación futura. Nader, se erigió desde hace meses en el factor trascendente en la comunidad jaiba.

Un elemento que apuntala al alcalde jaibo, es la sensación del sur del estado, de no tener gobernador desde aquellos lejanos años en que gobernó el tampiqueño Praxedis Balboa Gojon.

En un segundo plano se ve el alcalde de Nuevo Laredo, Rivas Cuéllar. Su fortaleza radica en la importancia económica de esa región. Se adhieren a su proyecto, muchos elementos negativos. Es sin duda, el panista de primera línea que trae en la espalda más negativos: desde sus vínculos con grupos sospechosos (ahí está todavía la acusación de un alcalde nuevoleonés –asesinado por cierto-, de mandar patrullas clonadas a su terruño), hasta el desaseado manejo del presupuesto de la ciudad.

Esa carga oscura del presidente municipal de Nuevo Laredo, no parece frenarlo. Algunos de sus colaboradores, le han hecho creer que puede crecer.

En tercer plano, hay que ubicar a la alcaldesa reynosense, Maky Ortiz. Con un desgaste impresionante en el último semestre, sigue metiéndole canilla para que quienes definen la candidatura a la gubernatura le echen un ojo. Con una ciudad destruida, en crisis los servicios públicos, encapsulada en un grupos político familiar que le ha hecho distanciarse con sus aliados, se le ve disminuida.

Esas deficiencias, no parecen amilanarla.
Su familia y sus socios más cercanos, aseguran que va a ser la beneficiada con la candidatura.
¿Les alcanzará sus capitales políticos a los diputados panistas que llegarán a mitad de este año al Congreso local, para jugar en esa ruleta?Para ser honestos: se ve hueco el horizonte, para ese plan C.