Columnas

EL ESTILO FOX NEWS DE TV AZTECA

Lo que dijo Javier Alatorre la noche del pasado viernes en el noticiario ‘Hechos’ que transmite TV Azteca sobre ya no hacer caso a las cifras y conferencias ofrecidas por el subsecretario de Salud en torno al coronavirus, lo hizo con la bendición y el permiso de su máximo jefe, Ricardo Salinas Pliego.
El experimentado conductor y periodista no se manda solo en la televisora: sigue una línea, una pauta editorial.
Con más de 25 años al frente del noticiario, sabía perfectamente que un llamado como el que expresó en televisión abierta iba a provocar controversia. Ese es el punto: ¿Por qué? ¿Para qué?
‘Es más, se lo decimos con todas sus palabras, ya no le haga caso a Hugo López-Gatell’, comentó con su acostumbrado estilo estridente Javier Alatorre tras descalificar los datos del funcionario.
La polémica expresión del conductor abrió una nota basada en las declaraciones hechas por el gobernador morenista de Baja California, Jaime Bonilla, uno de los principales críticos del subsecretario de salud y vocero de la lucha contra el coronavirus.
Desde el punto de vista periodístico, la nota está bien sustentada y estructurada: un gobernador cuestiona abiertamente las cifras planteadas por López-Gatell en sus conferencias. Como muchos medios de comunicación de alcance nacional, el noticiario de TV Azteca abordó el tema. Los testimonios del mandatario baja californiano -que llegó al poder con la bandera de Morena- son contundentes.
Sin embargo, ‘Hechos’ mezcló la nota periodística con la opinión, franca y directa, de Javier Alatorre invitando a los televidentes a ‘ya no hacerle caso’ a Hugo López-Gatell. Una singular convocatoria a la rebelión desde la pantalla.
Pero, hubo algo más en el programa: un ‘reportaje’ previo que se sustentó en los tuits del millonario analista financiero Michael Burry, quien, de plano, compara el coronavirus con un ‘resfriado común’ y, por tanto, señala que el confinamiento y la cuarentena aplicados por los gobiernos provocarán una crisis económica de mayor letalidad (hambre y desempleo) que la propia epidemia.
Esta tesis es similar a la expresada por Ricardo Salinas Pliego en una reunión que sostuvo a finales de marzo pasado con los directivos de su corporativo.
‘Como van las cosas parece que no vamos a morir de coronavirus, pero sí de hambre. En México, la inmensa mayoría de la población no vive de un sueldo, de sus ahorros o del gobierno, la mayoría viven al día. Si esa población deja de generar ingresos hoy, mañana no tiene qué comer si paralizan todas las actividades de tajo. Eso desatará pronto la delincuencia, la rapiña y el caos porque el estómago no sabe esperar’, dijo el dueño de TV Azteca.
El controvertido empresario (vinculado en sus inicios con los hermanos Carlos y Raúl Salinas de Gortari, pero ahora cuate de AMLO) añadió: ‘Estamos mal, las calles vacías, todo cerrado, escuelas vacías, hoteles, restaurantes, parques sin gente, esto no puede ser. La vida tiene que continuar’.
Unos días antes, el propio presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, expresaba sobre la propagación del coronavirus que ‘no debemos espantarnos, no adelantar vísperas’ e invitaba, desde una gira en Oaxaca, a no dejar de salir a la calle, a consumir en las fondas y restaurantes.
‘Todavía estamos en la primera fase… pero si pueden hacerlo, si tienen posibilidad económica, pues sigan llevando a la familia a los restaurantes, a las fondas, porque eso es fortalecer la economía familiar, la economía popular, no hacemos nada bueno, no ayudamos si nos paralizamos sin ton ni son, de manera exagerada, vamos a seguir haciendo la vida normal’, dijo el tabasqueño.
Esa era la opinión presidencial a principios de la última semana de marzo. La pauta era no hacer caso a la recomendación de quedarse en casa. Pocos días después, con el avance de la pandemia en México, tuvo que cambiar de actitud.
A partir de entonces, el registro de declaraciones del señor de Palacio Nacional sobre el Covid-19 pareciera, en ocasiones, vacilante: tal como lo planteó la semana pasada, el presidente de la república quería que la contingencia concluyera el próximo 10 de mayo. Eso era una ilusión. Lo único que logró fue que se reactivaran las actividades el 17 de mayo en los municipios que, para entonces, no registren casos de coronavirus. El problema es que los contagios van a la alza en las principales ciudades del país. La peor etapa de la pandemia se presentará el siguiente mes.
Lo que dijo Javier Alatorre (‘amigo’ de Andrés Manuel López Obrador) el viernes en su noticiario de TV Azteca tiene, además, el estilo de la cadena norteamericana ‘Fox News’, un medio de comunicación considerado como el principal órgano de difusión del gobierno de Donald Trump y, por ende, propagador de versiones carentes de sustento informativo y hasta de teorías conspirativas (ejemplo: el virus fue producido en un laboratorio chino).
De hecho, el presidente de Estados Unidos también quiere concluir ya con las medidas del confinamiento social y que reinicie la actividad económica en el país. Incluso, sostiene abiertas confrontaciones, en su más puro sello, con gobernadores de varios estados. Sin embargo, el problema del coronavirus en Estados Unidos es mayúsculo: van más de 40 mil personas fallecidas y más de 700 mil contagiados. Las cifras son aterradoras.
¿Por qué Donald Trump quiere reiniciar lo más pronto posible la actividad económica a pesar de vivir las oscuras horas de la cresta de la pandemia? Por una simple y sencilla razón: el proceso electoral se realizará en noviembre. El tiempo político está encima. Los primeros sondeos aplicados tras la crisis del Covid-19, no le son favorables. Si las tendencias siguen por el mismo sendero, perderá la reelección. Adiós a la Casa Blanca.
Una preocupación política parecida ronda en Palacio Nacional: Andrés Manuel López Obrador observa la caída de sus niveles de popularidad y de aprobación entre los ciudadanos.
Lo peor para su proyecto: Morena pierde cada día más puntos porcentuales rumbo al proceso electoral de 2021. Si bien todavía mantiene una ventaja en la mayor parte de las catorce o quince gubernaturas que se disputarán, su tendencia es claramente a la baja. Además, el lopezobradorismo corre el riesgo de perder la Cámara de Diputados. El panorama político se complica para la 4T.
Un diminuto pero expansivo patógeno, altamente contagioso y diez veces más peligroso que la influenza AH1N1, tiene en jaque el proyecto de la Cuarta Transformación, la que puede descarrilarse (como trenecito maya) en las próximas y cruciales semanas si las cosas con el virus se salen de control.

Y PARA CERRAR…
¿Y si lo que dijo el conductor del noticiario solo fue para medir, con encuestas, la reacción de la gente en las redes sociales y los medios tradicionales y ver, desde el más alto nivel de la esfera gubernamental, qué camino tomar, si reactivar la economía o continuar con la contingencia sanitaria?…
La reacción, ya se dieron cuenta en Palacio Nacional, fue un rechazo generalizado a la convocatoria de desobedecer el aislamiento social.
Javier Alatorre, ‘amigo’ del presidente -quien, a diferencia de otros casos, fue (¿sospechosamente?) amable con el periodista sin recetarle un adjetivo o descalificación en contra-, solo fue el peón en el tablero de ajedrez político de la comunicación de masas en tiempos del coronavirus. El peón fue sacrificado por el Rey.