DESAPARECERÍAN LA MAYORÍA DE LAS ‘TIENDITAS DE LA ESQUINA’
CIUDAD DE MÉXICO.- Un estudio de la consultoría Bain & Company reveló que durante el primer semestre del año cerraron alrededor de 150 mil tienditas de la esquina. Y se prevé que, si las condiciones sanitarias y económicas no varían, durante lo que resta de 2020 pueden cerrar 50 mil puntos de venta extra cada mes.
Según el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, “ésta es la crisis más seria desde 1932″. La fuerte caída del PIB y el aumento del desempleo sin precedentes provocaron, a su vez, un desplome en las ventas de las tiendas minoristas y el cierre definitivo de miles de ellas.
Durante el mes de julio, el Gobierno de México aseguró que “ya pasó lo peor de la crisis económica». Y, aunque empiezan a notarse signos alentadores en la recuperación del empleo, una nueva preocupación surge entre los dueños de estos pequeños comercios de barrio.
Según Roberto Reyes, dueño desde hace 17 años de una tiendita de abarrotes en Iztapalapa, tiene temor de la reciente campaña de “publicidad negativa” que reciben los productos de su inventario. “De cuatro estantes que ves, tres los tengo de productos que pide mucho la gente pero que ahora tienen mucha publicidad negativa”, comenta.
Don Roberto se refiere a la campaña contra los productos como jugos embotellados, refrescos o papas embolsadas que la llamada estrategia de “Nueva Normalidad” ha colocado en la mira como responsables del mayor impacto que la pandemia ha tenido en nuestro país comparado con otros.
“Nosotros no vendemos frutas o verduras, eso es en los mercados. Si nos prohíben vender refrescos, papas o enlatados, ¿qué vamos a vender? Esos productos los demanda la gente”, dice Dolores, empleada de una tiendita en una colonia popular de Iztacalco que ha sobrevivido durante la pandemia con servicio a domicilio a sus clientes habituales.
Aunque todavía no se ha medido el impacto de prohibir la venta este tipo de productos; se estima que más del 70 por ciento del inventario de una tienda de barrio promedio se compone alimentos empacados o embotellados, por lo que una disminución en la venta de estos, pondría todavía más presión a las precarias ventas que ya padecen estos tradicionales comercios, llevando al cierre de más de la mitad de estos.