Internacional

Benjamin Netanyahu gana las elecciones en Israel pero no tiene mayoría

A la espera de conocer el recuento de voto de los diplomáticos en el extranjero, soldados, presos, enfermos en los hospitales y, por primera vez, de los electores que votaron en urnas especiales por el coronavirus, las terceras elecciones en once meses conceden al primer ministro Benjamin Netanyahu una holgada victoria sobre el líder centrista Benny Gantz. Con todo, a su bloque derechista le faltan dos escaños para formar Gobierno y romper el bloqueo político.

A falta del recuento de más de 300.000 votos, Netanyahu obtiene 36 escaños por 32 de ‘Azul y Blanco’ de Gantz, que hace sólo seis meses había ganado por un punto de diferencia. En la batalla de bloques, Likud, los dos partidos ultraortodoxos (el sefardí Shas y el ashkenazi Judaísmo de la Torá) y el partido religioso nacionalista Yamina obtendría 59 de los 120 escaños de la Knésset. La Lista Conjunta -que representa al sector árabe (21%) y ha doblado el número de votos de los judíos- se confirma como tercera fuerza pasando de 13 a 15 escaños.

“Debido a las circunstancias, es una victoria mucho más valiosa que en el 96 cuando ganó por sorpresa al veterano jefe de Gobierno Simón Peres”, presumen en el entorno de Netanyahu, que ejerce el cargo desde 2009 y en funciones desde abril 2019. ¿Circunstancias? La imputación de corrupción que le llevará el próximo 17 de septiembre al tribunal del distrito de Jerusalén para el inicio formal del juicio por soborno, fraude y abuso de confianza. Netanyahu sostiene que es inocente y no dio sobornos a cambio de cobertura informativa favorable.

Sin el diputado 61, Netanyahu intentará atraer alguno del campo rival con una cartera ministerial. De hecho, esta madrugada ya empezó los contactos discretos. La segunda opción, su ex aliado y hoy acérrimo rival, Avigdor Lieberman. Por último, buscaría un Gobierno de unidad con Gantz o intentar fracturar ‘Azul y Blanco’ que nació hace un año como unión de tres partidos “antiBibi”. Como escudo, el líder del Likud no abandona el bloque derechista que le fue fiel cuando fracasó en la formación de Ejecutivo en dos ocasiones en 2019, y le apoya en iniciativas en la Knésset para hacer frente a su juicio por corrupción.

En ‘Azul y Blanco’, admiten la decepción, denuncian que Gantz fue objeto de “la campaña electoral más sucia en la historia de Israel dirigida por el imputado”, rezan para que Netanyahu no llegue a 61 y recuerdan que es el mismo resultado que en abril del 2019. Entonces, Lieberman dio la espalda a Netanyahu, ya sea porque se opone a sus aliados jaredíes o porque siente animadversión personal hacia él.

Gantz quizá se debe arrepentir de no haber aceptado la propuesta del presidente Reuven Rivlin tras los comicios del 17 de septiembre: un Gobierno de unidad basado en la rotación. De haber accedido, hubiera sido primer ministro en un mes. Pero el ex jefe del Ejército no lo aceptó porque la mayoría de su electorado se oponía a cooperar con Netanyahu debido a su imputación y sus mensajes antiinstitucionales. Gantz y sus tres compañeros en la cúpula del partido no se fiaban de Netanyahu sospechando que desde su derrota en septiembre, su único objetivo era una nueva convocatoria electoral. En el Likud lo niegan.

Más allá de la enorme victoria personal de Netanyahu que le mantiene como el principal actor en la política israelí, los comicios confirman la profunda división en torno a su figura. La mitad le adora y la otra le detesta.