Columnas

A Jesús Valdez le interesa el PRI estatal

A Jesús Valdez Zermeño le tocó tomar dos veces las riendas del PRI, cuando el partido venía de una derrota.

Lo hizo en el 2001 cuando el PRI venía de perder la diputación federal y luego repitió en el 2015, cuando se había perdido la diputación federal en el 2012 y la presidencia municipal en el 2013. Con un hándicap en contra, no vaciló en aceptar la invitación para hacerse cargo del PRI y en ambas ocasiones le dio la vuelta a la tortilla, al ser pieza clave para el triunfo del partido.

Hoy que el PRI viene de sufrir una derrota con los peores resultados de su historia aquí en Tamaulipas, donde perdió la senaduría –lo que no tiene nada de extraordinario, pues ha pasado lo mismo en las tres últimas elecciones—pero además le fue tan mal que ni el segundo lugar pudo ocupar, lo que le hubiera permitido obtener una senaduría de minoría.

Perdió los nueve distritos y solo ganó en 6 de los 43 municipios, todos con poca población y un presupuesto raquítico, lo que impide que los políticos con una trayectoria estatal puedan refugiarse en ellos. Tendrán que buscarle por otro lado.

Pues bien, con todo en contra, Jesús Valdez no se arredra y levanta la mano para que le den una oportunidad para dirigir al PRI estatal, o lo que queda de él. Habrá que ver que dice la clase política.

Jesús Valdez tiene a su favor que tiene amistad con ex dirigentes priistas como Eliseo Castillo, Enrique Cárdenas, Oscar Luebbert, con quienes ha trabajado de cerca, en diversas épocas.

También tiene relaciones cordiales con los dirigentes de los sectores y organizaciones del partido.

Si algo caracteriza a Jesús Valdez es que es muy ordenado, metódico, planea muy bien sus estrategias. Además, le gusta escuchar opiniones diversas y en base a eso tomar decisiones. Impulsa el incluyentismo, entendido este, en que son bienvenidos todos los que quieran sumarse y trabajar por el partido.

Ha sabido organizar un equipo de colaboradores que lo dan todo, porque confían en él. Estas cualidades las replicaría en el Estado, si la clase política se decidiera a apoyarlo, en una tarea que no sería nada fácil ni agradable, por las fracturas internas del PRI, por los distanciamientos de quienes no están conformes con la forma en que se maneja el partido, por la escasez de recursos económicos, porque no hay posiciones administrativas que ofrecer.

Su oferta es hacer su mejor esfuerzo para que en el 2019 el PRI se una, se fortalezca y de la pelea en las urnas. Su oferta es hacer su mejor esfuerzo para que el PRI vuelva a ser un partido competitivo y ganador, para lo cual es primordial antes estar unido, eso sería un primer paso para ganar la confianza de los militantes, pero también de los ciudadanos que en la reciente elección le dieron la espalda, precisamente porque no confiaron en los candidatos ni en el partido.

Por: Raúl Hernández Moreno