Prepara México plan económico por si gana Trump
México ha comenzado a levantar sus escudos ante una hipotética victoria de Donald Trump. La posibilidad es aún remota –las encuestas dan una cómoda ventaja a Clinton– pero el manotazo republicano a la economía mexicana sería tan severo que el Gobierno ha decidido anticiparse y preparar los amortiguadores.
Al calor del tratado de libre comercio, EE UU se ha convertido en el mayor socio comercial y e inversor de México. Las amenazas proteccionistas que el magnate republicano ha ido lanzando a lo largo de la campaña son un bomba de relojería que haría descarrilar la ya de por sí frágil senda de crecimiento en México.
El termómetro que mejor mide la temperatura económica del fenómeno Trump es el tipo de cambio. Cada debate entre los candidatos, cada salida de tono, cada tropiezo del republicano ha tenido su réplica en el baile del peso con el dólar. A mediados de septiembre, cuando Clinton suspendió momentáneamente su campaña por una neumonía, la divisa mexicana –que acumula una depreciación del 40% en dos años– se precipitó por encima de los 20 billetes verdes, superando su mínimo histórico.
La reacción del Banco de México fue inmediata: cuarta subida en lo que va de año de los tipos de interés, que han pasado del 3% al 4,75%. Los analistas prevén que una victoria republicana colocaría al peso en el umbral de los 24 dólares: más presión inflacionaria, más incentivos para la salida de capitales, más deuda externa. A menos de una semana para las elecciones, el gobernador de la institución monetaria ha lanzado este jueves otro aviso.
“Si el escenario adverso se manifiesta, las autoridades mexicanas responderemos. Es un plan de contingencia que estamos platicando con el secretario de Hacienda. Esperemos que no lo tengamos que utilizar”.
El Gobierno de Enrique Peña Nieto lleva meses en guardia. Su equipo técnico ha analizado los tratados, sometido a test de stress a los bancos y escrutado los balances de las grandes corporaciones y fortunas familiares para evaluar la resistencia del país ante la posible andanada.
Una de las medidas estrella de Trump, la suspensión o la renegociación del NAFTA (tratado de libreo comercio de las Américas, en sus siglas en inglés) provocaría un tsunami económico. La hiperdependencia con EE UU –casi un 80% de las exportaciones y más de la mitad de la inversión extranjera directa– es uno de motores del crecimiento mexicano. Sectores clave como el automovilístico o el manufacturero viven literalmente de la demanda del vecino del norte.
“Para una renegociación del NAFTA el futuro presidente necesitaría el apoyo del Congreso, lo que dificultaría y dilataría mucho la medida. Pero lo que sí podría llevar a cabo es una medida de emergencia, como imponer un arancel del 30% a las exportaciones mexicanas”, apunta la directora de análisis económico del Banco Base Gabriella Siller. En un entorno de frágil crecimiento –las previsiones para este año rondan el 2%– por el desplome del barril de crudo y las constantes turbulencias cambiarias, un inquilino republicano en la Casa Blanca le podría costar a México una caída de hasta el 3% del PIB el año que viene.
Incluso en el caso de no concretarse las amenazas de Trump, la proverbial susceptibilidad de los mercados, provocaría una fuerte salida de capitales durante los primeros meses de mandato. “Esto obligaría a subir el déficit y la deuda para compensar la salida de divisas y la caída de las exportaciones, lo que a su vez erosionaría la calificación de las agencias de rating”, añade Siller.
Moody’s y Standard & Poors ya ha colocado la lupa sobre los costuras macroeconómicas de México, cada vez más descosidas. La deuda es hoy -48%- casi el doble que hace una década y el déficit camina por el filo de la navaja del 3%. En las elecciones estadounidenses de la semana que viene está en juego también la vulnerabilidad del vecino del sur.