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Oro de Nápoles

Si hay una casa de moda interesada en preservar la tradición popular italiana, es Dolce & Gabbana. Por ello, para su pasarela de Alta Moda, la firma eligió el centro de Nápoles, donde la gente local vitoreaba desde balcones con ropa colgada y macetas llenas de geranios.

Y la dupla no defraudó a su público, que incluía también a más de 200 clientes internacionales que viajaron de todo el planeta para presenciar este show, el cual inició en la emblemática Iglesia de San Gregorio Armeno.

El desfile-carnaval incluyó looks inspirados en los temas más emotivos de esta ciudad, desde las rosas hasta la comida, la religión y el futbol.

“Éste es nuestro lugar, nuestra tierra, nuestro corazón. No se trata de seguir tendencias ni hablar sólo de ropa, sino de rendir homenaje a este maravilloso sitio lleno de contrastes”, dijo Domenico Dolce antes del evento.

“Nápoles no ha cambiado a través de las décadas. Por un lado, es muy pobre, pero a la vez es muy rico en arquitectura, cultura y legado artesanal”, agregó.

Por ello, en la mañana los diseñadores visitaron las pequeñas tiendas que se alinean en el centro histórico de esta urbe para agradecer por su talento y dedicación a quienes ahí trabajan.

En la pasarela destacaron los trajes sastre en negro con bustiers de encaje por fuera, en honor a mujeres italianas como la deslumbrante Sophia Loren, además de las capas con flores, vírgenes y pájaros.

Moños de satín, corazones sangrantes y hasta bordados en forma de pasteles y platos de pasta también integraron los 99 outfits, mostrados por algunas de las tops más renombradas.

Al ritmo de temas como “Oh, Sole Mio” y “Funiculí-Funiculá”, las bellezas marchaban, además, con flores naturales, peinetas y hasta con mitras papales, combinadas con jeans rasgados y boleros tipo español recargados de galones y motivos de fantasía.

Una imagen del sur colorido, escandaloso y siempre sonriente, en un entorno magnífico y con el apoyo de las autoridades, que permitieron el cierre de calles y la interrupción del caótico tráfico. Y es que, en verdad, se trató de una gran fiesta popular.