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Eduardo Padrón: “El futuro de EE UU depende de cómo le vaya a los hispanos”

Eduardo Padrón es una de las principales autoridades educativas de Estados Unidos y su historia personifica el éxito de la comunidad cubana en este país en el último medio siglo.

Llegó con 15 años a Miami en la denominada Operación Peter Pan, un plan que permitió el traslado de más de 10.000 niños cubanos a Estados Unidos tras la llegada de Fidel Castro al poder. Los menores fueron distribuidos por orfanatos y familias de todo el país, en un episodio que para muchos fue traumático. Padrón fue de los primeros refugiados en llegar y tardó cuatro años en poder reunirse con sus padres.

Doctorado en Economía, Padrón dirige desde 1995 el Miami Dade College, la institución académica de enseñanza superior más grande de Estados Unidos, y las distinciones y condecoraciones que ha acumulado a lo largo de su vida dan para rellenar varios currículos. En 2013, el rey Felipe, entonces príncipe de Asturias, le entregó el premio Juan Ponce de León por su defensa del legado hispano en EE UU, una tarea que sigue presente en su quehacer diario. Ha trabajado codo con codo con varios presidentes, demócratas y republicanos, que le han encomendado distintas misiones para mejorar la calidad de la enseñanza en un país con una enorme diversidad cultural y en constante proceso de transformación social. Bill Clinton le distinguió por su trabajo, George W. Bush le nombró para un comité de asesoramiento y Barack Obama le ha situado al frente de la comisión de la Casa Blanca que busca la excelencia educativa de los hispanos.

¿Qué supone dirigir la institución académica de enseñanza superior más grande de Estados Unidos? Todavía no he aprendido a dirigirla. Aprendo algo nuevo cada jornada, pero el resultado del trabajo se ve de forma tangible día a día. Yo pagaría por hacer este trabajo. Aquí estamos desarrollando lo más importante que se puede realizar en la sociedad: proveer a la gente, jóvenes y no tan jóvenes, de las destrezas necesarias para que puedan funcionar en el siglo XXI, en la economía de la innovación, del aprendizaje continuo. Esto ya no es como hace 50 años, que ibas a la universidad, acababas, ejercías y no volvías a tocar un libro. Hoy, si le preguntas a un médico o a un abogado, encontrarás que pasan un 40% de su tiempo adquiriendo nuevos conocimientos, poniéndose al día en su profesión.

¿Cómo ha cambiado la educación en EE UU? Hace 40 años, la mayoría de americanos con poca educación, con un título de bachillerato, lo que llamamos high school, podía ir a trabajar en fábricas y oficinas y encarnar el sueño americano, que es convertirse en parte de la clase media. En esta institución sabemos que, hoy en día, una persona que no tenga un título universitario no puede aspirar a tener una vida decente y lograr el sueño americano. Con un título de high school te quedas en el círculo de la pobreza durante muchos años.

Pero acceder a la universidad en EE UU es muy caro. En este país, la universidad es una institución elitista que elige a los estudiantes con los que quiere trabajar. Suelo decir que esos estudiantes van a triunfar a pesar de la universidad, que solo escoge a los mejores. El talento es universal; la oportunidad, aún no. En el siglo XXI, si no damos a las masas la opción de educarse, y eso quiere decir educación universitaria, estamos cometiendo un suicidio. Y no estoy exagerando.

¿Por qué un suicidio? Porque son personas que si no tienen acceso a la universidad no van a poder alcanzar sus metas, no van a avanzar en la sociedad. Y para la nación es un suicidio mayor. En la economía de la innovación, en la que compiten los países desarrollados, se necesita que todos los individuos contribuyan al proceso creativo. Es imperioso que las masas puedan educarse. Ya no podemos darnos el lujo de que unos pocos vayan a la universidad y otros no.

¿Cree que esa mentalidad está cuajando? Esa mentalidad está tomando fuerza, sobre todo con el presidente Barack Obama. Hay un fuerte movimiento para que los dos primeros años universitarios sean un derecho universal, como en Europa o en América Latina. Uno de los grandes retos es el costo de la educación universitaria en EE UU y las deudas que los estudiantes tienen cuando acaban sus cursos. En la Miami Dade College hemos creado un modelo asequible que niega aquello de que lo barato no sirve. Pensamos que si un individuo pasa 12 años estudiando y logra su título de bachillerato, es injusto negarle la oportunidad de ir a la universidad porque no fue un estudiante de A (sobresaliente). Si miras a los líderes de este país, tanto en el sector privado como en el público, no eran estudiantes de A y B (notable), sino de C (bien).

Romper el elitismo de la enseñanza superior en EE UU no está siendo tarea fácil… Yo he visto que la necesidad es la madre de la creatividad. Los estudiantes más necesitados, los que no tienen recursos, están tan hambrientos que, cuando les abres las puertas, son los que mejores salen. Esta institución también es especial porque ha jugado un papel predominante en el desarrollo de Miami. Se establece cuando la demografía de la ciudad cambia en los años sesenta, cuando llegan los primeros cubanos. Es la institución que ha abierto las puertas a los inmigrantes. Gracias a esa preparación, los inmigrantes han tenido tanto éxito. Casi todo el mundo ha pasado por aquí, desde los alcaldes, los concejales, los que tratan de ser presidentes de Estados Unidos, congresistas, el jefe de la policía, el jefe de los bomberos, la fiscal… Y en el sector privado es más impresionante. Jorge Pérez es uno de los urbanistas más importantes del país; César Álvarez, el abogado más reconocido, con miles de letrados por todo el mundo…

Más del 70% de los estudiantes de la institución son hispanos. Parece que ha sido un laboratorio de lo que es o puede ser EE UU en el futuro. Este ha sido un experimento que ha dado resultados. No solo proporcionamos acceso a los estudiantes, sino que la calidad educativa es alta.

Los hispanos tienen en mente la idea de prosperar aquí… Muchos dicen: “Si este pudo, yo puedo”. Se ven reflejados en las personas que rigen los destinos de esta ciudad. En mi época de la universidad, cuando el profesor no asistía, nosotros lo celebrábamos e íbamos a tomar cervezas. Aquí, cuando el profesor falta o llega tarde, los estudiantes van a protestar. Son estudiantes que hacen sacrificios, que trabajan y estudian, que no pueden perder el tiempo porque saben que la educación es el pasaporte para una vida mejor. Eso para mí es una bendición. Su ánimo de superación hace que sean unos estudiantes motivados.

Usted ha trabajado con seis presidentes de EE UU y ahora preside el comité de la Casa Blanca para la educación en la excelencia de los hispanos… Acepté el nombramiento del presidente porque apoyo su gestión y porque siento que tengo un compromiso con la comunidad hispana de EE UU. Según le vaya a la comunidad hispana, así será el futuro de este país. Los números no engañan: es el primer grupo minoritario de EE UU y el que tiene mayor crecimiento. Y si ves las estadísticas del año 2025, te das cuenta de que este país no logrará tener un papel primordial si los hispanos no están bien preparados y bien educados. Este es un asunto muy serio. Cuando el presidente me pidió que fuera su asesor en estos temas, yo accedí, aunque es mucho trabajo y es voluntario. No gano un centavo, más bien me cuesta dinero, pero es algo que disfruto. Me ha dado

la oportunidad de moverme por toda la nación, hablar con muchas personas y desarrollar programas para que la comunidad hispana entienda que estamos en una época muy diferente a cuando muchos de ellos llegaron aquí. Antes, podían ir a trabajar sin saber inglés, podían trabajar con sus manos, sudar y les iba bastante bien. Esos trabajos están ahora cada vez más mecanizados porque los robots están acabando con esos empleos. Y la educación de sus hijos y del futuro de esta nación depende mucho de ellos, de su esfuerzo. Hemos logrado que los medios hispanos abracen ese mensaje. Cuando Univisión o Telemundo insisten en que hay que educarse, participar como ciudadanos, eso crea conciencia. Es importante que las familias hispanas sepan eso y no pensar en que cuando el niño crezca se va a poner a trabajar para que contribuya a la casa. Todo lo contrario: tienes que mandarlo a la escuela y a la universidad para que estudie, para que tenga una vida mejor y después te ayude.

¿Alguna vez intuyó que los hispanos llegarían a ser el grupo mayoritario de las minorías? La comunidad hispana fue durante muchos años invisible. Estábamos aquí, pero no nos veían. Y este país se ha despertado de repente y eso ha causado mucha preocupación, temor. Por eso el tema de la inmigración está tan candente y por eso Donald Trump tiene cierto éxito, algo que no es nuevo. Por esta situación han pasado los polacos, los italianos… Pero ahora hablamos de números más grandes. La gente con sentido común, no Donald Trump, sabe que esa realidad hay que afrontarla y ofrecer oportunidades para el futuro.

¿Qué le pidió en concreto Obama cuando le nombró? Que le recomiende formas en las que podamos incorporar a la comunidad hispana a la agenda del país, que podamos ayudarlos a superarse, porque cada hispano que lo hace es un americano que contribuye al progreso de la nación. Como es natural, un presidente inteligente hace lo que hago yo: no sé mucho de nada, así que busco a los que saben para que me aconsejen y hacer mejor mi trabajo. Obama es un presidente que escucha y para mí es un placer hacer esto. Toda mi carrera he estado dispuesto, sin importar si el presidente era republicano o demócrata, a trabajar para lograr este objetivo.

Dice que se ha sentido igual de cómodo con presidentes demócratas que con republicanos, pero la comunidad hispana parece sentirse más cómoda con los demócratas. Es que los republicanos han dado muchos palos a la comunidad hispana. No han aprendido todavía que, como partido, no podrán sobrevivir sin los hispanos. Esto lo reconocen los republicanos en reuniones privadas.

Admiten que el gran error que han cometido es haber perdido a la gran mayoría de los hispanos. Los demócratas, con el paso de los años, han impulsado la agenda social. Desde la creación del seguro social, el Medicare, los beneficios sociales… El voto hispano es mayoritariamente demócrata y eso se va a demostrar otra vez en las elecciones de este año.

¿Qué efectos pueden tener estos discursos contra los inmigrantes? Para mí es ofensivo lo que está ocurriendo. Cuando hablan de lo hispano, a mí no me están exceptuando, están hablando de mí. Me están insultando. No importa que uno trabaje en el campo y otro con corbata. A la hora de la verdad, venimos del mismo lugar. Hay que actuar positivamente y demostrar que tenemos una labor importante que hacer. Yo de aquí no me voy. Esta es mi casa. La ignorancia juega un papel principal en todo esto. Mucha gente no ha visto nunca un hispano, pero interioriza que los hispanos son los que matan, son los que roban… Lo cual, si miras las estadísticas, no es cierto. Pero es lo que oyen y surge el temor. Esta es la historia de EE UU, un país de inmigrantes donde el último que llega se lleva los palos.

Una vez que se establece, los palos se los lleva el siguiente. Veo a cubanos que dicen: “Ay, a estos cubanos no los deberían dejar entrar”. ¡Qué pronto se les olvidó que ellos lo hicieron con todos los privilegios del mundo! Y ahora quieren darles a otros en la cabeza porque dicen que no son iguales que nosotros…

Afirma que, ante esta situación, hay que actuar positivamente… Lo bueno de esto es que los más jóvenes están creciendo en un ambiente muy diferente. Lo veo aquí, en la Miami Dade College. Aquí no hay ningún problema racial como ocurre en otras universidades de EE UU, donde sí existen peleas. Cuando me hablan de diversidad, de cómo mejorar las cosas, yo les digo: “Vengan aquí, no tenemos esas dificultades”.

Celebramos la diversidad. Todos sienten que la institución es de ellos. En el parking se ven Mercedes Benz junto a carros destartalados. Y todos se llevan bien, crecen, juegan y estudian juntos. Se ha creado una cultura de éxito donde todos tienen derechos y oportunidades. Estamos haciendo algo diferente e importante.

Miles de hispanos han aprendido inglés en la Miami Dade College. ¿Cómo ve la convivencia del español y el inglés en el futuro? Esa convivencia se fortalece cada día más. En Miami se habla español no por una cuestión étnica, de orgullo, sino por necesidad económica imperiosa. Cuando se dice que Miami es la capital de las Américas es la realidad. Es un idioma cada vez más necesario. El español está aquí para quedarse.