Cinco grandes mentiras sobre El Chapo y su extradición
La extradición es automática. Falso. El verdadero proceso se abre ahora. Pedido por Estados Unidos, visado por un juez federal y autorizado por la Secretaría de Exteriores, el trámite de extradición acaba de entrar en su fase central.
El Chapo no tiene nada que decir en el proceso. Otro error muy extendido. Su papel es fundamental. No tanto por su resistencia jurídica, que se da por hecha, sino porque el día en que dé su brazo a torcer y acepté la extradición, esta se puede resolver en 48 horas. En ese sentido, el líder del cártel de Sinaloa puede dar la vuelta a todo el proceso cuando quiera.
El Chapo quiere irse a Estados Unidos. Nada más lejos de la realidad. La especie, difundida por sus abogados, se contradice con los hechos. El Chapo ha presentado ya siete recursos de amparo contra diferentes trámites para su envío a Estados Unidos. La estrategia de obstrucción seguirá, según fuentes jurídicas, hasta que la extradición sea irremediable. Entonces cabe la posibilidad de una negociación con los fiscales estadounidenses.
El Chapo ha sido trasladado a Ciudad Juárez para acercarle a la frontera con EEUU. El Gobierno lo desmiente. Aunque con poco éxito, las autoridades federales han insistido en que su envío a la cárcel de Ciudad Juárez, en el fronterizo estado de Chihuahua, es consecuencia del programa nacional de rotación de presos.
El Chapo ha perdido su poder. Radicalmente falso. Aunque preso, sigue siendo la cabeza reconocible del mayor cártel del planeta. La organización no sólo controla los cultivos de amapola de la mayor parte del triángulo dorado (Durango-Sinaloa. Chihuahua) sino que mantiene bajo su bota las principales pasos de droga a Estados Unidos.