Columnas

El Club Regatas Tampico…

Luego de la caída del dirigente del sindicato de los trabajadores de PEMEX, Joaquín Hernández Galicia el cuadrante político del sur tamaulipeco cambió estructuralmente.

El monolítico poder de la Quina, impidió por años la expresión de nuevas fuerzas sociales, políticas y económicas que no coincidieran con la cosmovisión de la autoridad sindical con sede en ciudad Madero.

A partir del 10 de enero de 1988, -Hernández Galicia es preso y destituido de su trono- nuevos actores reclamaron el espacio que por décadas se les había escamoteado.

Uno de ellos emergió con tal fuerza, que sólo puede explicarse por lo contenido de esa energía social: el Club Regatas de Tampico (CRT).

El brío de esa agrupación social se fundamenta en tres factores esenciales: su vigorosa membresía: más de 2 mil 800 socios; su cobertura territorial: sus accionistas, son personajes de los más importantes municipios del sur: Tampico, Madero, Altamira y González; y finalmente: el sereno e imperturbable liderazgo de su presidente, Oscar Román González.

Potencia la presencia del CRT, el rol social que poseen la maciza membresía: esos más de 2 mil 800 hombres y mujeres de la zona conurbada manejan buena parte de la economía de la región e impulsan los más relevantes proyectos educativos y culturales de la comarca.

La mayoría son empresarios y productores agropecuarios de medio y gran calado.

Otros mueven instituciones de educación superior como catedráticos e investigadores.

Hace unos días, el CRT recibió la visita del candidato a la gubernatura, Baltazar Hinojosa Ochoa. No es una exageración, afirmar que por lo que representó social y políticamente el evento, ha sido el mejor acto del matamorense en el sur.

Y más: tampoco es una desproporcionada ponderación, decir que candidato que entra al CRT, eleva sus consensos en el sur.

Por algo, el dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones eligió ese sitio para lanzar el obús más ofensivo de la campaña del tricolor en Tamaulipas: acusó al candidato panista de amagar a candidatos priista para ganar adhesiones.

Don Oscar –así se le conoce en el club-, es un hombre bonachón. Dice no ser político. Comenta, que su labor principal es mantener al CRT como una asociación civil que enorgullezca a sus miembros.
-No soy político-, dice.
“Soy contador”, subraya con picardía.

Román González, es el pilar más sólido del CRT. Tiene más de 25 años dirigiendo ese proyecto ciudadano –ha tenido algunas intermitencias: los socios han elegido un nuevo presidente algunas ocasiones, sólo para volver a llamarlo al finalizar esas administraciones-.

Su habilidad para el manejo financiero, junto con su equipo, les han permitido ampliar el patrimonio del CRT: una estancia en donde el Pánuco se reúne con el mar, una impresionante infraestructura que comprende la sede y varias canchas deportivas.

En unos meses, darán el banderazo a otro proyecto: una cancha de golf de 18 hoyos.

Pachangón, el día de la inauguración del campo de golf.
Don Oscar, comenta que será para impulsar ese deporte entre la juventud de la zona conurbada.
-Me gusta el golf..-
“No soy político…”, subrayó.