SET, ¿’el retorno de los brujos’?
Por: Max Avila
*El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016
Aunque la democracia en México tiene sus asegunes, eso de que Tamaulipas será entregado a PAN como resultado de obscuros acuerdos suena como una fiesta de disfraces donde cada quien se coloca el que más le conviene o el que mejor le acomoda que no es lo mismo, pero es igual.
El dicho de “el independiente” Pedro Ferriz hijo, con amplia difusión en las redes sociales no confunde ni convence solo llama a risa y a diversión en el marco del carnaval electorero que padecemos. Suponerlo como afirmación es caer en la más grotesca de las mentiras. No puede ser, ni es posible que suceda cuando la sociedad civil avanza en busca de mejores escenarios.
No en lo económico que sigue siendo terreno pantanoso y difícil de vencer, pero sí en el político que es donde el sufragio permite un modo seguro de protesta, enojo o conformismo, depende. En este sentido el escribidor está cierto que con el voto popular no se juega considerando que las consecuencias alimentarían más desconfianza y eso señoras, señores, la república no lo merece.
El asunto es que los electores no debieran asumir como real la presunta mutación del poder tricolor hacia el panismo. Como si Tamaulipas participara de un intercambio de barajitas, como si se tratara de desarticular un estado que lucha por sobrevivir entre el fuego cruzado de las circunstancias. La dirigencia nacional del PRI o mejor dicho, el poder central que es donde se manejan esta clase de cuestiones, no cuenta con la calidad moral para decidir por millones en aptitud de votar su propio destino. Si el triunfo panista se registra en las urnas habrá que aceptarlo como parte del ensayo democrático que honraría a las mayorías pero de esto a que desde un escritorio se pinte de azul a la entidad es muy diferente. Mejor será comparar los proyectos de los partidos y sus candidatos respecto de las elecciones hacia la gubernatura, ignorando calenturas ajenas que solo conducen a frustraciones y amarguras.
La democracia tiene sus asegunes digo, pero por ahora no existe otra forma de elegir gobernantes. Y aunque el ejercicio electoral podría contener discrepancias u omisiones estamos en la obligación de acceder a la voluntad de quienes deciden por esta vía. Hacer lo contrario sería caer en la tentación del caos. Es una exageración entonces, creer que nuestro estado puede ser utilizado como moneda de cambio entre partidos y políticos cuyos intereses no siempre van de la mano con los objetivos sociales. “¿Entonces, pa’ que juimos a la Revolución?”, como dijo aquel. Quitaos pues de la cabeza esa locura de que “ahora le toca al PAN gobernar Tamaulipas”. Si convence y triunfa, (lo cual en verdad el columnista duda), habremos de padecerlo no quedaría más remedio. De otra manera es ridículo, infantil y propio de mentes obtusas considerar que el poder pasará a manos del PAN solo por la ocurrencia de “un acuerdo” hecho a la luz de quien sabe que malolientes intereses. ¿De parte de quién?. No me hagan reír. Dicese que para mantener la estabilidad emocional de vez en cuando hay que volver a ser niños, pero no en este caso por el amor de Dios y todos los santos.
QUE LA SET YA TIENE DUEÑOS
Poca gracia hacen quienes están convirtiendo a la secretaría de Educación Pública en el botín del futuro. Extraña que algunos colaboradores del candidato tricolor desde ahora se repartan los cargos en dicha dependencia. ¿Nombres?, ya usted los imaginará a partir de la suposición de que el más visible se convertirá en el sucesor de Diódoro Guerra. (Plis Luis Humberto mete orden en tu gente). Lo más grave es que prometen ejercer venganzas “prontas y expeditas”. ¡Haga usted el recabrón favor!. La raza dice que será algo así como “el retorno de los brujos”. Si es que retornan si no psss no. Ya abundaremos.
GESTOR Y GOBERNANTE
El próximo gobernador no la tendrá nada fácil y aunque la inseguridad seguirá siendo prioritaria existen otros problemas que han de ocupar buena parte de su tiempo y disposición. No olvidéis que la recomposición del tejido social mucho tendrá que ver con el rescate del optimismo y la confianza ciudadana. Solo en estos temas habrá de consumirse basta energía oficial y recursos por supuesto. Es justamente en la obtención de recursos donde el futuro gobernador ha de convertirse en permanente gestor ante las instancias respectivas. Urgen dineros para que el engranaje funcione como se espera y en este sentido procurar la reconstrucción del tejido social que no es otra cosa que “cuadrar” la tarea administrativa con la inversión comunitaria que sin duda alentarán el rechazo al pesimismo que ahora golpea a algunas regiones y sectores.
El futuro gobernador será incansable gestor de la obra social ante la federación o ante quien sea necesario, digo. No quedará espacio para la confrontación política que terminará con el proceso de junio. Y es que Tamaulipas ahora sí tiene urgencia de superar los males que le ha dejado la inseguridad. En este fenómeno la paisanada no puede consumir más tiempo ni energías.
Y hasta la próxima.