Es la máxima joya colonial del noreste
Sin duda puede ser considerado el monumento colonial más importante y bello del noreste de México, por lo que hacer un alto por Saltillo, Coahuila, para conocer la Catedral de Santiago, es algo que bien vale la pena.
Ubicada frente a la Plaza de Armas y el Palacio de Gobierno, esta catedral es el centro de Saltillo, la ciudad más antigua del noreste, considerada también como la “Atenas del Norte” por su cultura.
La fachada de este edificio impacta cuando se le ve por primera vez, ya que la decoración barroca es muy profusa sobre la cantera blanca en que fue labrada.
Actualmente luce impecable después de una reciente restauración.
Se trata de una de las catedrales más bellas de México. Su construcción fue iniciada en 1745 y se concluyó hasta 1800, con proporciones que para ese entonces se consideraban exageradas para la cantidad de habitantes con que contaba la ciudad.
Luego, entre 1893 y 1897 se edificó su torre, que con 71 metros de altura está considerada como una de las más altas de su género en México.
Cabe destacar que en este edificio conviven varios estilos arquitectónicos, que van desde el barroco, el churrigueresco y neoclásico, debido al lapso muy prolongado que duró su construcción.
Poco conocida es la fachada de la puerta sur, igualmente barroca, desde donde también se aprecian los ángeles que custodian el exterior de la cúpula en la azotea.
A un costado de la catedral está la capilla del Santo Cristo, con su fachada y un campanario más sencillos y de menos proporciones, pero de gran significado para los saltillenses.
Cada 6 de agosto se llevan a cabo en torno a este templo las fiestas dedicadas al Santo Cristo de la Capilla, una imagen colonial muy venerada y oscurecida por el paso del tiempo.
UN TESORO EL INTERIOR
La planta arquitectónica general de la catedral corresponde al denominado estilo cruciforme. El eje central de la cruz está representado por la nave central y los brazos por las naves laterales, cada cual rematada por retablos muy ornamentados.
El retablo del altar principal está dedicado al Apóstol Santiago el Mayor y es de estilo neoclásico, mientras que los retablos de las naves laterales son barrocos, tallados en madera y recamados en hoja de oro y un fondo en color marrón oscuro.
En la parte superior del crucero está la cúpula, donde se puede ver una representación de la salvación, que comienza con los seres humanos, los mártires, los apóstoles y culmina con la imagen del Padre Eterno.
Son notables los tesoros que adornan este templo, por ejemplo los lienzos pintados por José de Alcíbar. Sobresale el cuadro de la Sagrada Familia, en la parte culminante del retablo de San José.
También, en lo que fue el baptisterio (entrando inmediatamente al lado derecho), destacan el lienzo de la Virgen de Guadalupe y sus apariciones. Otras pinturas notables son “El Tránsito de San José”, uno dedicado a la Virgen del Carmen y otro más que representa a la Santísima Trinidad, todas del periodo colonial.
Hay muchos objetos litúrgicos de plata, pero en especial destaca el frontal colocado en el altar de San José, que por cierto formó parte de la exposición “México, Esplendores de 30 Siglos”.
El frontal es una obra de arte hecha en plata repujada a mediados del siglo XVIII, considerada por los conocedores como una pieza muy valiosa y sin comparación con ninguna otra de su tipo.
Visitar la Catedral de Santiago es un festín para los sentidos, es transportarse al pasado que forjó una parte importante del noreste de México y comprender cómo la idea de una Divinidad siempre ha sido la mejor inspiración para el ser humano. Si visita Saltillo, no se lo pierda.