Columnas

AMLO en el fuerte panista y cabecista

El Otro Balcón

Opinión por Carlos Manuel Juárez

¿Cuántas lecturas pueden existir de un solo hecho, de un solo gesto, de una sola oración? Eso es lo que esta mañana de lunes ha detonado el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, al anunciar una extensa visita al sur de Tamaulipas, el único fuerte en pie del Partido Acción Nacional y, más especialmente, del exgobernador Francisco García Cabeza de Vaca.

Tampico ha sido gobernado por el panismo durante los últimos 12 años. Con distintas formas pero siempre al orden del empresariado, Magdalena Peraza Guerra y Jesús Nader han ejercido el poder de manera aceptable con los y las habitantes de la ciudad más simbólica de Tamaulipas.

Alguna vez escuché decir que la maestra hubiera querido el apoyo del exmandatario Cabeza de Vaca como se lo dio a Jesús Nader; claro que con éste hubo y hay más hilos que los unen, sobretodo los políticos que se tejieron en la campaña de 2016 y los legales que dieron la trama de los primeros años del gobierno panista, en la Secretaría de Administración; ambos vínculos aún no prescriben, según las personas involucradas.

La posición de Jesús Nader es contrastante: fuerte en el ánimo panista e, inclusive, en el morenista, quienes piensan que es el único que puede arrebatarle el poder a Cabeza de Vaca dentro del PAN; a la vez su figura se vuelve frágil, pues su equipo no demuestra la habilidad para romper con el cabecismo y, peor, cuando da señales de profundizar su proyecto económico y político al intentar, como lo hizo Fernando Azcárraga y Magdalena Peraza, impulsar proyectos económicos depredadores del medio ambiente y el espacio público, un ejemplo es la laguna del Chairel.

Antes que a nadie, el gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal, consideró un aliado al alcalde tampiqueño, Jesús Nader. Esa opinión duró pocas semanas, ya que el panista se reunió con el bloque antimorenista de Tampico unos días antes de que el doctor morenista iba a refrendarle el apoyo. Ante ello, Villarreal no ha dado su voto de absoluta confianza, una muestra de ello es que dio rienda suelta a las aspirantes a la alcaldía: Olga Sosa y Úrsula Salazar para acelerar el posicionamiento de sus figuras políticas en el electorado. En respuesta, Nader ha preferido respetar a la regidora Mónica Villarreal, hermana del gobernador.

Pero si la primera visita de López Obrador genera ruido en Tampico, en Ciudad Madero es peor. Allí, en el gobierno de Adrián Oseguera Kernion, sí echó raíces en el cabecismo. El alcalde maderense dejó su aparente convicción de izquierda progresista para negociar con Francisco García. La demostración de ello fueron los resultados electorales de 2022. En el cuarto principal de operación de la elección todavía resuena la llamada del presidente municipal, quien le juraba al entonces candidato que era víctima de fuego “amigo”, culpando al diputado Erasmo González de la victoria del candidato panista, César Verástegui.

Con la renuncia de Lázaro Cárdenas Batttel, de la coordinación de asesores de Presidencia, Oseguera Kernion aceptó poco a poco, y a base de caídas reales y metafóricas, que su figura había encontrado un límite. Ahora, la visita del mandatario nacional podrá ser el primer punto final del hombre que soñó con ser gobernador, especialmente, sucesor de su socio Cabeza de Vaca.

Y aunque la situación política en Altamira dista mucho de los municipios vecinos tampoco es la mejor para la Cuarta Transformación. Desde Palacio Nacional se ha tomado apuntes precisos de los pasos en falso y errores que ha cometido el alcalde Armando Martínez Manríquez.

López Obrador sabe, por los propios datos de la coordinación nacional de programas sociales, de la Secretaría de Marina y la Agencia Nacional de Aduanas que Altamira es uno de los polos más atractivos electoralmente. Ha vuelto a estar en crecimiento económico por el desarrollo portuario, la criminalidad está controlada y la población vuelve a crecer, una tercia de elementos que pocas localidades del país tienen. Empero, también ha registrado movimientos bruscos y alejados al pensamiento obradorista, como el pagar contratos a redes empresariales, y por encima de todo, un estilo de gobernar muy apegado al abuso de la vanidad y del mal ejercicio del poder ante la crítica y la oposición.

Como Elefante Blanco lo consignó mediante documentos, Armando Martínez paga invitaciones, acusa sabotajes a errores de máquinas y niega los altibajos de todo gobierno. Pareciera que una de las fortalezas en su postura política ha sido no doblegarse ante la Avanzada Tamaulipeca, grupo interno que navega entre Morena y el Partido Verde Ecologista de México, y pelear su poder local ante la jefa de Gobierno y aspirante presidencial, Claudia Sheinbaum. Para las personas despistadas, lo anterior fue publicado el 27 de febrero y acá lo puede leer.

En fin, reitero: ¿cuántas lecturas pueden existir de un solo hecho, de un solo gesto, de una sola oración? Ya veremos al presidente López Obrador, quien decidió venir a Tampico en una semana antes de que arrecie la batalla electoral entre las corcholatas, ya concluidas las elecciones en Coahuila y Estado de México. Obrador o López, como algunos panistas tampiqueños lo llaman, llegará a un territorio donde la cúpula del poder económico no lo aprecia, lo combate, y donde sus discursos no son bien vistos, si es que acaso son escuchados.

AMLO, con todo los errores, negaciones, excesos, incumplimiento de promesas que ha cometido, pisará un territorio donde las cadenas de fake news sobre la 4T son creídas y donde el morenismo no ha llegado a convencer al electorado porque se sienten ofendidos por la palabra fifí.