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La herencia dolorosa

Es una estadística que duele, unos datos que se arrastran del sexenio pasado que poco o nada hizo por garantizar y proteger los derechos humanos de los tamaulipecos:

– Tamaulipas es el tercer lugar nacional en materia de desaparición de personas.

– Ocupa el cuarto lugar en el porcentaje de no localización de las personas desaparecidas.

– Nuestro estado se ubica en el deshonroso primer lugar de desaparición de niñas, niños y adolescentes.

– Registra el número más alto de menores, de niños que tienen de algunos meses de nacido hasta los cuatro años, desaparecidos. En total, son 440 pequeños de los que no se sabe absolutamente nada.

– Otro dato que estremece: el mayor porcentaje de mujeres desaparecidas son jovencitas, mujeres cuya edad fluctúa entre los 15 y los 19 años.

Esa es la herencia dolorosa que dejó el sexenio de Francisco García Cabeza de Vaca en Tamaulipas, un controvertido personaje que presumía combatir la inseguridad pública con discursos y bravatas, pero que nunca fijó una agenda elemental, ni siquiera un programa en defensa y protección de los derechos humanos.

Esa es la herencia dolorosa, esa es la realidad tamaulipeca en materia de derechos humanos que recibió el gobernador Américo Villarreal Anaya, quien ahora tiene la responsabilidad de atender esta aguda, severa, delicada problemática.

A eso se refirió de manera puntual, detallada, prácticamente descarnada, Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración.

Alejandro Encinas habló con la verdad, como debe, como debería hablar todo servidor público, al reunirse con el doctor Américo Villarreal en el Salón Independencia del Palacio de Gobierno de Ciudad Victoria.

El subsecretario, un referente de la izquierda progresista en el escenario nacional, lo dijo sin tapujos: ‘en Tamaulipas hay problemas severos de delincuencia organizada’.

Desmenuzó el tema, describió el impacto de esa violencia: homicidios, desaparición forzada, fosas y sitios de exterminio, desplazamiento forzado, prácticas de tortura, robo de combustible tráfico de personas y un profundo agravio a los derechos de los migrantes.

Nada se pudo hacer en el caso de Tamaulipas durante los últimos cuatro años porque el gobierno de Cabeza de Vaca se negó a colaborar y coordinarse con el gobierno federal. Nunca lo hizo. Eso lo dejó en claro en su intervención Fabiola Alanís Sámano, Comisionada Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra la Mujer.

Ahora, las cosas han cambiado, por primera vez, el subsecretario de derechos humanos y su equipo se reúne con el actual gobernador de Tamaulipas para hablar y trabajar sobre el tema y cómo comenzar a resolverlo.

¿Qué se debe hacer? Lo primero: Fortalecer las capacidades institucionales del estado. Alejandro Encinas lo explicó: se deben tomar medidas de carácter administrativo y legislativo y, de esa forma, crear mecanismos especiales, un andamiaje operativo y jurídico.

Un ejemplo: hoy, en el gobierno de Américo Villarreal, opera una Subsecretaría de Derechos Humanos. Antes, en el sexenio pasado, no existía. Ese es un paso en la dirección correcta.

Pero faltan otras cosas, entre ellas, media docena de leyes que necesitan estar en sintonía con el escenario federal: desaparición de personas, uso de la fuerza, combate a la tortura, cómo enfrentar el desplazamiento forzado y, además, atender asuntos que ya ha resuelto la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como el matrimonio igualitario y la interrupción legal del embarazo.

También se requiere actualizar la legislación estatal en materia de discriminación, de atención a las víctimas y la inclusión de los pueblos originarios, entre otros.

Algo más que se requiere con urgencia: un programa estatal de derechos humanos. No existe. Nunca lo crearon en el pasado.

Eso no es todo: también se requiere la creación de una unidad de protección a periodistas y personas defensoras de los derechos humanos. A pesar de todo lo ocurrido, de la violencia perpetrada, nadie la creó en el sexenio pasado, ni en los anteriores. Nadie.

En resumen, es necesario fortalecer la defensa y la protección de los derechos humanos. Se debe acabar con la impunidad.

Al final de cuentas, lamentablemente, Tamaulipas es un reflejo de lo que sucede en México: 110 mil personas desaparecidas, 52 mil personas sin identificar en las fosas comunes de los estados, con un servicio forense nacional que vive en el rezago.

La agenda de los derechos humanos es muy amplia. Es mucha la tarea por hacer. Ya se dio el primer paso: ahora sí, con voluntad, el gobierno del estado se sentó en la misma mesa con el gobierno federal para abordar el tema, con la verdad en la mano, con los dolorosos datos reales.

Existe ya, por lo menos, una semilla de esperanza para atender una herencia que nos duele a todos los tamaulipecos.

EBRARD COORDINA ESFUERZO HUMANITARIO DE MÉXICO EN TURQUÍA

La devastación que dejó el terremoto de magnitud 7.8 que se registró en Turquía el domingo pasado nos recordó de inmediato lo que ha sucedido en nuestro país, en particular, en la Ciudad de México.

Observar la caída de edificios de departamentos en Turquía nos remontó a lo que ocurrió en Tlatelolco en el sismo del 19 de septiembre de 1985 o el que se vivió en 2017.

Con la experiencia reconocida que tienen, un grupo de brigadistas mexicanos se encuentra en la ciudad de Adiyaman, en Turquía, para participar en las labores de rescate.

Al momento, esos brigadistas mexicanos han sido comisionados en 70 edificios para rescatar personas que se encuentren entre los escombros.

Ese esfuerzo humanitario enviado por México es coordinado por Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, siguiendo las instrucciones del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Y PARA CERRAR…

Alejandro Encinas hizo ayer un anuncio: el Centro de Identificación Humana, ubicado en Altamira, deberá estar listo y, por tanto, entrará en operación, en el primer semestre de este año.