Los problemas de Gattás
Los problemas de Gattás
El alcalde capitalino, Lalo Gattás está en serios problemas. La ciudad, está destrozada como pocas veces se ha visto y se ha sentido. Infraestructura urbana, desastrosa; servicios de agua potable y drenaje, para el perro –en la calle Hernán Cortés de la Colonia Sosa una fuga tiene más de cinco meses, y a pesar de las quejas de los vecinos, la COMAPA no responde–; las calles están atiborradas de basura y el alumbrado público sigue achicándose en las colonias populares.
La COMAPA, se ha convertido en una de las cajas recaudatorias favoritas, para el presidente municipal: aún sin servicio, los recibos siguen siendo gravosos para la mayoría de los victorenses.
Y lo peor: las quejas y denuncias, nunca son escuchadas.
A esa tragedia, derivada de la poca pericia en la administración de la ciudad, se une la actividad de los familiares de Gattás, que operan como managers y contralores de la mayoría de las secretarías del Ayuntamiento. Son ellos, su hermano y su sobrino, los que deciden qué se hace y qué no se hace, con los recursos que debieran ser bienes ciudadanos.
Ya se empieza a hablar, de la expansión del capital de la familia del alcalde, en antros y bienes inmuebles, con fondos que se presume vienen del presupuesto municipal.
La sabia calle, comenta que la avenida 16, fue el inicio de las inversiones de los Gattás.
Esa urdimbre de excesos –incluyendo el departamento en la playa Miramar– no son los únicos ingredientes que están debilitando política y moralmente a Lalo, para la búsqueda de su reelección.
Hay más, circunstancias que complican el futuro político del jefe edilicio capitalino.
Muchas más.
La primera, es la competencia interna que tendrá el 2024.
Aprietan fuerte en la carrera por la alcaldía, el diputado Pepe Braña y –si se le acomoda el escenario, o sea: si se cancela su paso a otros cargos– Américo Villarreal Santiago.
Son conocidas las diferencias entre el diputado y el alcalde. Éstas, han aflorado por el choque de opiniones sobre el manejo de la COMAPA. El legislador, se ha pronunciado por la fiscalización escrupulosa y pública de la dependencia; Lalo, se opone, y ha enviado a su avanzada para apropiarse del manejo financiero de la empresa.
Con Villarreal Santiago, los desacuerdos son por la forma de encausar los dineros de la ciudad. De pronto, se dejó de invitar a Gattás y a su esposa, a eventos del gobernador en ciudad Victoria. De un día para otro, dejó de ser el alcalde predilecto del gobernador.
Al interior del Ayuntamiento, Lalo tiene otro incendio.
El conflicto con el sindicato de trabajadores de la presidencia, le ha generado una fisura en su bloque de regidores. El incumplimiento del pago de los aguinaldos a los sindicalistas, ha hecho externar a Alejandro Ceniceros públicamente, su inconformidad con esa actitud; este edil, es dirigente del Partido del Trabajo y una de las voces más reputadas en las sesiones de Cabildo.
El rompimiento con los trabajadores, no parece tener una solución a corto plazo.
Llevan meses, en esa confrontación.
No hay capacidad, para resolver la querella mediante el diálogo.
Se presume, que el conflicto podría pudrirse y acarrear disensos para Lalo en la coyuntura electoral del próximo año.
La similitud de Lalo y Xico, es tanta, que pareciera que fueron amasados con similar ADN: la familia es prioridad del presupuesto; hijos y hermanos, ordenan al interior del Ayuntamiento; y olvido de los compromisos ciudadanos, y mala rienda para gobernar.
¿Dónde está Xico?
Estigmatizado como ladrón y cínico.
¿A dónde va Lalo?
¿?..