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Repoblación de Tampico; segundo año sin festejos por covid

Por segundo año consecutivo la contingencia sanitaria derivada del covid-19, impedirá que se lleven a cabo los festejos de la Repoblación de Tampico. Este 12 de abril se cumplen 198 años de que habitantes de Altamira dejaron todo su patrimonio para emprender una histórica aventura en sus carretas hacia lo desconocido. Fue en 1823 cuando se dio esta repoblación o fundación.

Cronistas e investigadores difieren sobre el significado exacto de este hecho histórico, aunque el acta de la ciudad dice que fue “repoblada”. Se sabe que antiguamente ya había habitantes, sin embargo, hasta ahora no se han encontrado vestigios coloniales, pero sí los hay de un Tampico Huasteco que existió muchos años antes de la llegada de los españoles.

La fundación o repoblación se llevó a cabo en un momento crucial para la historia de México, ya que en 1823, Antonio López de Santa Anna se rebela contra la monarquía que ejercía Agustín de Iturbide, proclamando el “Plan de Casa Mata”, obligándolo a abdicar a su trono el 19 de marzo.

Poco tiempo después, Santa Anna pasa por Altamira y es en ese momento cuando un grupo de habitantes le pide permiso para poblar esta parte de la región y construir una nueva aduana, ya que la más cercana se encontraba en Pueblo Viejo y no tenían control sobre ella, narra el historiador tamaulipeco, Francisco Ramos Alcocer.

El Ayuntamiento de Altamira se suma a la solicitud y fue así como el 7 de abril de aquel año, se aprueba habitar esa zona, a la que se le da el nombre inicial de Santa Anna de Tampico, pero no se da el permiso aún para la creación de la nueva aduana marítima.

Para el 11 de abril de 1823, un grupo de pobladores de la Villa de Altamira inició su cabalgata hacia Tampico el Viejo por el antiguo camino de La Herradura para emprender una aventura tras dejar sus hogares y formar un nuevo pueblo en medio de la nada.

Los cronistas narran que fue frente al antiguo templo de piedra, en donde Don Juan de Villatoro, presidente del Ayuntamiento de Villa de Altamira, y Felipe de Lagos, Síndico Procurador, dan fe de esta histórica aventura comprobando la lista de los colonos compuesta por 25 pobladores “primitivos” y 32 agregados.

TRAZAN LO QUE SERÁ TAMPICO…

El historiador tamaulipeco señala que inicialmente se repartieron 50 solares entre los 25 pobladores primitivos, tocando a cada uno dos terrenos y a los 32 agregados un predio; poco tiempo después se delimitó la jurisdicción de Tampico, extendiéndose hasta la mitad de los pueblos circunvecinos.

Para efectos de esta delimitación, se midieron 30 varas desde la orilla del barranco y se puso un horcón de plomo desde el cual se tiró una línea con dirección de este a oeste y de sur a norte, quedando formada una escuadra.

Después se trazó la Plaza Mayor de 100 varas en cuadro, luego la del Muelle con la misma dimensión y enseguida se delinearon 18 cuadras de cien varas cada una, dejando entre ellas un espacio para calle de 15 varas de ancho.

Además se destinó una cuadra para la Iglesia y el Curato, dejando en la esquina un solar de 25 varas de frente y 50 de fondo, así como solares para las viviendas consistoriales (oficinas gubernamentales), para luego dividir todas las cuadras restantes en ocho predios de la misma medida, los cuales se enumeraron para proceder a su repartición.

¿QUIEN SE ENCARGÓ DE LOS ASUNTOS DE TAMPICO?

Ramos Alcocer refiere que desde el 12 de abril de 1823, se hizo cargo de los asuntos públicos de Tampico, el alcalde de Altamira Don Juan de Villatoro, siendo hasta el 3 de agosto de 1824 cuando se recibieron órdenes del entonces gobernador del estado, Enrique Camilo Suárez, para seleccionar cinco electores entre los pobladores, que se encargarían de elegir al presidente y un síndico para la nueva ciudad.

Fue así como se nombró primer alcalde a Don Vicente De la Torre y a Don Antonio Horta como síndico, iniciando su ejercicio luego de tomar posesión el 30 de agosto de ese mismo año, para un periodo de tan solo cuatro meses.

La primera mitad de 1824, transcurrió sin sucesos importantes hasta el mes de noviembre cuando se vota una ley que concede a Tampico carácter de puerto de altura y en esa misma fecha se lanza un decreto del presidente Guadalupe Victoria convirtiendo a la ciudad en receptoría marítima abierta al comercio extranjero, ganando así derechos sobre Pueblo Viejo. Es hasta el 10 de febrero de 1827 cuando se le concede su aduana marítima.

Para enero de 1825 se llevan a cabo nuevas elecciones, siendo designado Romualdo Antonio Segovia como segundo alcalde de Tampico, es a él a quien le toca formular las primeras 22 ordenanzas municipales que forman el cuadro legal que permite el desarrollo ordenado e institucional de la ciudad, lo que hoy se conoce como “Bando de Policía y Buen Gobierno”.

Mientras en marzo de ese mismo año, preside la ceremonia de bendición del primer templo católico de la villa, la iglesia parroquial que se construyó en el lugar donde actualmente se encuentra la Catedral. Además se edifican otras obras importantes como una cárcel de mampostería, un nuevo camino de Tampico a Altamira y un mercado en la ribera del río. Se podría decir que para ese año, el puerto contaba con 1,500 habitantes.

Una fecha crucial fue el 15 de diciembre de 1826, cuando se concede a Tampico el título de ciudad por el Congreso Constituyente del Estado de Tamaulipas, otorgándosele un Escudo de Armas por decreto el 24 de noviembre de 1828, mismo que actualmente se usa.