¿Cómo llegó un fragmento del Muro de Berlín a México, en el museo Memoria y Tolerancia?
El Muro de Berlín fue una construcción que durante años mantuvo separado al pueblo alemán entre la República Federal de Alemania (RFA), con un enfoque capitalista, y la República Democrática Alemana (RDA), bajo una ideología socialista.
Fue levantado por el lado comunista, que tenía respaldo de la entonces Unión Soviética, la madrugada del 13 de agosto de 1961, lo que provocó la separación de miles de familias en la capital alemana, hasta su caída el 9 de noviembre de 1989, que marcó la reunificación del país.
Tras la destrucción del Muro, 360 fragmentos, pertenecientes al tramo que iba de Potsdamer Platz a la Puerta de Brandeburgo, fueron destinados a ser vendidos como obras de arte.
El fragmento 266 llegó al puerto de Veracruz el 31 de julio de 1990 gracias a Luis Alonso Sordo Noriega, en ese entonces encargado del Museo de Historia Moderna. Él lo consiguió el 25 de junio de 1990 y lo embarcó desde Hamburgo.
En dicho recinto museístico, el muro se exhibió durante diez años como un recuerdo de “la reunificación de dos países” tanto como de “la mudanza política de las naciones de Europa que estaban detrás de la llamada cortina de hierro”, apuntó Sordo Noriega en una entrevista para la agencia EFE.
Aunque el trozo de hormigón armado y con medidas de 3,6 x 1,25 y 2,10 metros fue subastado por su propietario en mayo del 2017 a través de la Casa Morton. Y quien se quedó con el fragmento fue su sede actual: el Museo Memoria y Tolerancia.
El traslado a su sede actual también es de destacar, pues debido a su peso (tres toneladas) fue necesaria una grúa, un tráiler y un montacargas. Además de que requirió estructuras y envoltorios especiales para un traslado óptimo.
La inauguración de la pieza en dicho recinto ocurrió en abril del 2018, con una visita del entonces presidente Enrique Peña Nieto, quien durante la ceremonia señaló que “no debemos olvidar los genocidios y hechos de barbarie que han ensombrecido la historia mundial”.