EL BANCO DE LA 4T: ¿PROYECTO VIABLE?
Son tres los proyectos del presidente Andrés Manuel López Obrador que roban reflectores, suscitan múltiples debates y captan controversias ante la tormenta financiera que ya provocó el Covid-19: la Refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto de Santa Lucía.
Pero existe otro proyecto que ya se encuentra en marcha y que es prioritario para la visión lopezobradorista: El Banco del Bienestar.
Puesto en funciones el 31 de julio del año pasado, el Banco del Bienestar sustituyó al Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefie), una institución crediticia creada a principios del sexenio foxista y que operó durante los gobiernos calderonista y peñanietista.
Inscrita como una Sociedad Nacional de Crédito y perteneciente a la Banca de Desarrollo, el banco de la Cuarta Transformación concentrará y manejará los 300 mil millones de pesos que canaliza el gobierno de AMLO a través de los programas sociales.
Así es: los ciudadanos que son objetivo del Banco del Bienestar son los beneficiarios de los programas sociales que opera la 4T.
Existe un objetivo adicional, muy propio de la gestión pejista: con esta institución financiera se busca llegar a los municipios más alejados y marginados del país, ahí donde ni siquiera hay internet en la actualidad.
Para alcanzar esa meta, el gobierno de la pretendida -¿y fallida?- Cuarta Transformación construirá un total de 7 mil sucursales en el sexenio.
La primera etapa del proyecto bancario gubernamental se realizará en 2020 y 2021 con la construcción de 2 mil 700 sucursales, cuya inversión ascenderá a 10 mil millones de pesos en el par de años.
Como ya es costumbre en el mandato de López Obrador, las obras serán construidas por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
De entrada, el proyecto es bien intencionado: busca que los marginados tengan acceso a los servicios financieros y, sobre todo, que cobren los recursos de los distintos programas sociales en una sucursal que se encuentre cerca del lugar donde viven.
El problema, afirman los especialistas, radica en que el banco de la Cuarta Transformación va en sentido contrario a lo que hace la banca privada hoy en día: incrementar el número de operaciones por la vía digital. Ese es el presente y, sin duda, será el único futuro.
Por ello, cuestionan que el gobierno lopezobradorista vaya a canalizar 10 mil millones de pesos en 2020 y 2021 para la construcción y equipamiento de 2 mil 700 sucursales, sobre todo cuando se avecina la peor crisis económica y sanitaria de las últimas décadas ocasionada por el coronavirus.
Esos 10 mil millones de pesos podrían ser utilizados en el urgente fortalecimiento de la infraestructura del sistema de salud mexicano ante la pandemia del Covid-19.
Además, el gasto de operación de las miles de sucursales bancarias rondaría los 6 mil millones de pesos anuales, los que, según la Secretaría de Hacienda, serían solventados con el porcentaje del pago de comisión. Esa es la teoría. Veremos si en los hechos se cumple el análisis.
Si bien la apuesta de la gestión de la 4T es construir una red de 7 mil sucursales en el sexenio, también contempla una estrategia de servicios financieros digitales.
Aquí es cuando surge otro problema: la revista Proceso acaba de publicar que el software con el que operará el Banco del Bienestar no es tan seguro. ¿El motivo? El gobierno federal optó por una tecnología más barata producto de la política de austeridad que práctica.
Cuidado, mucho cuidado. Por ejemplo: ¿Se imaginan un robo multimillonario con autoría de hackers internacionales? Y todo por darle el contrato a una empresa sin experiencia. Esto puede despertar sospechas.
Eso no es todo: sin que existiera licitación de por medio (algo que ya se hizo normal), se trianguló y se subcontrató a una empresa de reciente creación, la que no cuenta siquiera con oficinas. Es decir, el estilo de ‘La Estafa Maestra’ de Rosario Robles dejó huella.
Para que ‘no le roben la base’ (lenguaje beisbolero sexenal), el señor de Palacio Nacional debería supervisar lo que sus subalternos quieren hacer con el Banco del Bienestar, un proyecto que, se reitera, parece bien intencionado, pero cuya instrumentación causará muchos problemas debido a la forma de trabajar de la burocracia mexicana.
Está claro, además, que AMLO no le hará caso a los especialistas de las finanzas ni a las tendencias de la banca mundial y, por tanto, se aferrará a la construcción de las 7 mil sucursales del banco de la 4T. Por ello, si va a continuar con un proyecto que algunos califican de inviable, por lo menos que sus subordinados no vayan a tratar de ‘agandallarse’ con los miles de millones de pesos que ahí se manejarán.