Columnas

2019 tamaulipeco…

Entre los efectos más interesantes de la elección de julio pasado, destaca uno por los efectos sobre el toral año del 2019 tamaulipeco: la ruta de consolidación del bipartidismo en la región. En efecto, la intensa pugna por la mayoría del Congreso local, será sin duda entre los dos mastodontes que emergieron del nuevo escenario sociopolítico de la comarca: el PAN y MORENA.

Se infiere que la marcada y constante declinación del PRI lo arrinconará como una agrupación política testimonial y la chiquillada se transformará en un ente cada día más frágil. El tricolor y los independientes, no obtuvieron ni siquiera un legislador para muestra.

Al PRI, le falta el éxodo de sus militantes que irán a echarse en brazos o del PAN –buscando el amparo del poder estatal- o a sombra de MORENA a la búsqueda de la sobrevivencia política que en el tricolor se les ha cancelado. Esta elección, si algo puso de manifiesta fue la inoperatividad de los independientes y su ruta inviable para la obtención de espacios de poder público.

(De hecho, se puede hablar de un empate. De quién, fue más patético si el PRI, la chiquillada o los independientes…).

A estas alturas de la disputa, se puede hablar de un empate técnico. El PAN, posee una estructura local maciza, sólida en el territorio local: gobierna la mayoría –37- de los 43 municipios y cuenta con una red de liderazgos municipales experimentados y de buen nivel. MORENA, tiene en su haber un inmenso apoyo ciudadano, pero carece de liderazgos que puedan conducir esa energía y transformarla en espacios de gobierno; es decir: tiene simpatías, pero le faltan conductores que lleven a fin práctico esos afectos populares.

Cierto: MORENA, mostrará el gran músculo que es tener en sus filas al Presidente de la república.

Sólo que eso, no lo es todo.

Los resultados de la elección en la cual arrasó AMLO en Tamaulipas, expone una lección para todos –observadores, partidos políticos y ciudadanos-: los tamaulipecos dieron su confianza a MORENA en la esfera del poder presidencial, pero reservaron su voto para otorgárselo a los candidatos locales –municipales- de su preferencia o que sintieron más cercanos.

Por esa razón, el PAN se agenció aquellas 37 alcaldías.

¿Quién obtendrá la mayoría del Poder legislativo de Tamaulipas en el 2019?..

Sin duda, ganará el Congreso, el partido que procese con más habilidad y eficacia sus contradicciones y su debilidades. MORENA, ante lo larvario de su estructura dirigente –tanto estatal como municipal- entrará en una contienda interna entre los cuadros de reciente incorporación y los liderazgos fundacionales. Si logra amalgamar esas corrientes en un proyecto unitario, será el partido con mayores posibilidades –será lo más complicado-; de lo contrario, si entra en una desgastante reyerta por liderazgos con fines utilitarios, entrará en una crisis deplorable y regresiva –será lo más sencillo-.

El PAN, a pesar de que recibió un severo revés el uno de julio en el plano de la Presidencia, las Senadurías y las diputaciones, salió casi ileso en su dominio territorial del estado. Exhibió liderazgos municipales competentes y competitivos. Y eso es justamente, lo que lo hace un partido respetable para la disputa del Congreso local que se da, obligadamente en el espacio local.

El panismo tiene una ventaja: tiene un liderazgo centralizador –el gobernador del estado-, que puede evitar fisuras y escurrimientos al momento de la elección de los candidatos a diputados locales. Circunstancia que no tiene MORENA; la incipiente institucionalidad al interior de los organismos dirigentes del lópezobradorismo en la región, podría prohijar fracturas y abandonos ante los procesos de selección de los aspirantes a las diputaciones locales.

Si MORENA cree que el 2019 será un día de campo, está construyendo un escenario poco probable.

Y si el PAN, supone que con facilidad obtendrá mayoría simple en el parlamento tamaulipeco el próximo año, está imaginando un escenario onírico…