Columnas

Los emergentes fallidos…

El PRI tamaulipeco, tiene un lóbrego futuro en lo inmediato. La tradicional clase política –encabezada por los ex gobernadores Tomás Yarrington, Eugenio Hernández Flores y Egidio Torre Cantú- con sus toneladas de cieno que cargan cancelaron la oportunidad y la posibilidad de un renacimiento del tricolor en el 2018.

La clase política emergente –personajes un tanto desvinculados a aquellos tóxicos ex Ejecutivos estatales- como Edgar Melhem Salinas, Alejandro Guevara Cobos, Yalhel Abdalá, Monserrat Arcos y otros de menor calado- fueron encapsulados y maniatados por aquellos factores.

Un CDE del PRI en Tamaulipas, que debió renovarse inmediatamente después de la estrepitosa derrota del 5 de junio, es fecha que no encuentra ni rumbo ni personaje que lo pueda dirigir con decoro y con posibilidades.
¡Ocho meses, sin dirigente legitimado!

¿Qué partido serio, puede dejar sin dirigente en una de sus entidades, casi un año sin dirigente legal en un CDE?..
El encargo para Zulema Flores Peña, lejos de resolver el problema, lo empeoró. Sin liderazgo, sin presencia en la Entidad, sin inteligencia, resultó un tapón en las venas del institucional que requería la fluidez de sangre nueva.
Así fue.

Torre Cantú, la dejó sembrada con la única encomienda de hacer nada.
(Porque nada y el proponer -para nombrar- como Consejeros nacionales a Egidio, a sus familiares y a sus amasias –eso dicen el pueblo y el priismo enfebrecido- es lo mismo)
Por otra parte, Eugenio apretó hasta el final para imponer al aviador Manuel Muñoz Cano lo que agrió la decisión y aplazó el nombramiento del nuevo dirigente.

Los aspirantes con expectativas de convertirse en actores emergentes, se achicaron ante el ladrido y la enseñada de dientes de Egidio y Geño. Y lo mismo el CEN del PRI: aplazaron la renovación porque aún consideraran factores decisivos a estos dos ex gobernadores.

En tal escenario, tanto Alejandro Guevara como Edgar Melhem, claman a destiempo sus anhelos. Lo que hacen ahora –uno afirma que viene por el CDE y el otro que quiere ser Senador-, lo debieron haber hecho ocho meses atrás.

El tiempo y los tumultuosos escenarios, rebasaron al mantense y al riobravense.
El CDE del PRI es una entelequia, es un fantasma que tiene un nada agradable tercer lugar en la contienda del 18 en Tamaulipas.

La encarnizada batalla que se ve venir, entre el PAN y MORENA, pone al priismo tamaulipeco en un futuro aún mas triste que el generado por el resultado de julio pasado.
Nadie puede ver a Guevara Cobos o a Edgar, como salvadores del PRI en la región. Al contrario, se avizoran como los que pudieron ser y no fueron.

¿Cómo reagrupar a un priismo tamaulipeco, que todavía se duele de que sus dirigentes nacionales -y muchos locales- traicionaron al candidato Baltasar Hinojosa?..
¿Cómo convocar a la unidad al priismo en la comarca, si ha vivido 8 meses de terror con los Vientos de Cambio, sin que ni Zulema Flores Peña haya tocado ni con el pétalo de una rosa las políticas de un gobierno que se ha ensañado con los militantes tricolores más macizos?..
Los emergentes, pueden ser convertidos en declinantes si el 18 los agarra con los dedos en la puerta. Ni Guevara ni Melhem, tienen garantía de erigirse en actores transexenales. El mantense, supone que desde una diputación local puede estar en posición para llegar con oxígeno a la sucesión del 22. Y Edgar, presume que el fuelle le va alcanzar para llegar al menos en segundo puesto en el estado y llegar de panzazo al Senado por la ruta de la primera minoría.

Melhem y Guevara, esperan el milagro.
Muchos priistas, ya buscan una opción.
Y al parecer, no la encarnan ni el mantense ni el riobravense…