Vístanse de héroes
Consejo: Cambiar el mundo, amigo Sancho, no es locura ni utopía, es justicia. M. de Cervantes
De la primer semana de Donald Trump (DT) como presidente de los Estados Unidos, ya se ha dicho mucho, quizás demasiado, medios y analistas coinciden en su hiperactividad manifiesta en twitter y en sus órdenes ejecutivas que han generado tensión política o malestar manifiesto con países como Japón, Alemania, China, Irán, Irak, Somalia, Sudán, Libia, Yemen, Siria y claro, México. DT ha sido congruente en llevar a cabo las propuestas que lo llevaron al triunfo electoral mientras unos están alarmados porque pensaron que no lo haría y otros mantienen la esperanza de que como buen empresario requiere de una naturaleza adaptativa y su falta de experiencia en gobierno lo obligará a aprender, sin embargo, de lo que no hay duda es hoy en día impera la incertidumbre ante una contrarevolución reaccionaria contra dogmas de libertad.
Esto sucede en un mundo al revés donde China en el World Economic Forum pide a Estados Unidos que respete el libre comercio; Putin se frota la manos mientras la suerte le sonríe y su colmillo crece y se afila; México en su tragicomedia diaria tiene un nuevo villano que le da un respiro de popularidad nacionalista al Presidente y más ante un mundo que se solidariza contra los muros de paso, censura y autoritarismo (salvo Israel que despertó el malestar de la importante comunidad judía en nuestro país); El multimillonario Carlos Slim que aprovecha la coyuntura para coquetear con las audiencias y estar vigente ante cualquier escenario eventual; los partidos políticos y ex presidentes que hacen llamados a la unidad nacional y regional para actuar como grupo ante organismos multilaterales frente a Estados Unidos dejando de lado el esfuerzo que implica el aburrido diseño de propuestas que permitan fortalecer el mercado interno, mientras se voltee reflexivamente al sur y a otras regiones del mundo ante la posibilidad de lo que se puede perder.
En nuestro país, en definitiva el gasolinazo y la reflexión de fondo que propició la necesidad de un cambio en el diseño del presupuesto y del actuar de nuestra clase política, quedó en un seguidísimo plano, los pendientes en la agenda legislativa sobre la nueva constitución en la Ciudad de México, la designación del nuevo fiscal anti corrupción y la discusión sobre la ley de seguridad interior dejaron de importar, pasaron de moda porque como diría Octavio Paz “Para el Mexicano la vida es una oportunidad de chingar o ser chingado” y hoy, lo segundo nos une ante una avalancha de información seria y otra no tanto, que tiene como fuente al político oportunista que a veces alarma y otras confunde aplicando los nuevos descubrimientos del marketing que evidencian que aún nos mueven mas los sentimientos que las ideas. Pero, ¿Por qué no pensar en grandes ideas que generen sentimientos profundos? ¿Ideas que cambien las cosas? Quizás las hay, pero no tenemos buenos vendedores.
Hoy se necesitan, más que nunca de nuevas ideas para contribuir positivamente en la humanidad pero sobre todo de nuevos líderes capaces de convencer para poder concretarlas. El mundo moderno ha tenido riesgo de muerte fulminante, sin embargo hoy está enfermo, grave con un padecimiento degenerativo con pequeñas crisis que aceleran lo inevitable. Cada año un panel de científicos y especialistas nos dice cuánto queda para el fin del mundo de una manera simbólica, con un reloj a punto de llegar a la media noche que representa su destrucción donde los minutos nos permiten reflexionar en lo que falta para ese momento.
El reloj del fin del mundo (Doomsday Clock) se creó en 1947 por un grupo de especialistas que pretendían concienciar sobre el riesgo del armamento nuclear. En su primera edición se situó a siete minutos de la medianoche. En 1995 a 14 minutos sin guerra fría de por medio, en el 2007 entró por primera vez el calentamiento global y hoy, estamos a dos minutos y medio del fin, del año pasado a éste, el reloj se adelantó 30 segundos. Solamente en 1953 cuando Estados Unidos y la Unión Soviética pusieron sobre la tierra sus primeras bombas termonucleares habíamos estado tan cerca de la destrucción de la humanidad, simbólicamente a dos minutos.
Los especialistas que para este año incluyeron 15 premios nobel y participan en este interesante ejercicio, señalaron que son la verborrea de DT y el calentamiento global las principales amenazas. En cuanto a lo primero tiene que ver, principalmente con las sugerencias de que Japón debería tener armamento nuclear para afrontar las amenazas de Corea del Norte y sus menciones en cuanto a que su país debería fortalecer la capacidad nuclear. En cuanto a lo segundo, además de considerarse que el año pasado fue el más caluroso de los registros históricos y lo fue por tercer año consecutivo, también tiene que ver con que Estados Unidos está siendo abiertamente hostil en tomar medidas contra el cambio climático a pesar del amplio consenso científico. Esto en una coyuntura donde también las amenazas tecnológicas emergentes están presentes al igual que la desinformación y la post verdad que resulta atractiva para el que quiere creer sin el desgaste de la reflexión.
Los científicos se están viendo obligados a combatir sin experiencia previa y hoy en día organizan la “Marcha por la Ciencia” cuyo destino es Washington D.C.. Su premisa podría decirse que es “Un Gobierno estadounidense que ignora a la ciencia para impulsar agendas ideológicas pone al mundo en peligro”. El enemigo es el negacionismo autoritario que erige un muro de censura en torno a los conocimientos y la investigación que evidencia las falsedades. Esto ante un comunicado que hizo llegar el gobierno de DT a instituciones científicas de alto rango, indicándoles que ya no podrán comunicarse con la prensa, ni realizar publicaciones en redes sociales. Cualquier solicitud de prensa que reciban tendrá que pasar a la Oficina de Asunto Públicos y toda investigación financiada con fondos públicos requerirá autorización para ser publicada, mientras que la página web sobre la página oficial del cambio climático fue retirada. Por ello se especula que el objetivo de estas políticas es negar el cambio climático y que Estados Unidos se retire de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para, por ejemplo, reactivar la industria minera del carbón y reimpulsar la explotación de los yacimientos de esquisto de su país. La “Marcha por la Ciencia” aún no tiene fecha.
Por otra parte, los empresarios innovadores de nuestros tiempos también toman conciencia de la coyuntura en la que vivimos, Mark Zuckerberg esta semana señaló que Estados Unidos es una nación de inmigrantes y que todos se benefician cuando los mejores y más brillantes de todo el mundo pueden vivir y aportar en su nación. Señaló “Espero que tengamos el valor y la compasión para unirnos y, juntos, hacer del mundo un lugar mejor”.
Por su parte Bill Gates y Warren Buffet (las dos personas más ricas del mundo) hablaron a estudiantes de la Universidad de Columbia señalando que el país ha sido bendecido por migrantes, incluso Buffet destacó que el mundo sería diferente si Estados Unidos no hubiera dado acogida a migrantes científicos como Albert Einstein.
Por su parte los políticos no se ponen de acuerdo y mientras unos enarbolan el nacionalismo tan de moda a raíz del terrorismo, así como el proteccionismo porque el modelo económico liberal los obliga a una competencia donde a veces se gana y otras se pierde; y otros siguen apostando por un liberalismo por evidencia, por fe o por moda mientras su popularidad y la de la misma democracia está en picada por falta de resultados.
La humanidad necesita un viraje pero no sólo con la dosis de locura que imploraba Jobs, ni basta con la utopía e imaginación que compartía Lennon en sus canciones, necesita un cambio por ¡Justicia! como lo señalaba Cervantes en el Quijote.
Tanto políticos, como empresarios innovadores y científicos están conscientes del difícil tiempo en el que vivimos. Generalmente son los políticos los que abordan los grandes retos de la humanidad en reuniones y organizaciones donde cada vez es más difícil ponerse de acuerdo y pasar del dicho al hecho puede resultar riesgoso en la permanencia de aquellos gobernantes que atienden lo urgente y rentable electoralmente, sin capacidad ni tiempo, para lo importante, lo trascendente.
Por su parte, los científicos se empiezan a organizar, sin embargo, puede suceder que su “Marcha por la Ciencia” sea sólo un referente anecdótico por su impacto mediático pero sin trascendencia en cuanto a la consecución del objetivo de cambio que enarbolan, no son expertos en vender, sus fortalezas son otras y a pesar de tener los argumentos racionales y analíticos que permiten que las personas entiendan la información que transmiten, no logran guiar su comportamiento. Por su parte los empresarios innovadores, si saben vender y ahí radica su éxito, pudieron iniciar con una idea innovadora o un buen producto, sin embargo la lealtad que generaron en sus marcas tiene que ver con hacer que las personas compartan sus creencias más allá del dinero, de contar con el personal adecuado y de las condiciones del mercado.
Bendito Trump cuyos actos y dichos obligan a la reflexión popular profunda y ausente por años. Si los políticos no han tenido el éxito esperado o se muestran ineficaces, mientras la ciencia avanza y los millonarios emprendedores siguen haciéndose más ricos vendiendo soluciones, status y hasta nuevas necesidades (quizás no tan necesarias), ¿Por qué no pensar en que deberían ser ellos quienes encabecen una iniciativa que permita hacer frente a los principales desafíos del conocimiento y de la humanidad?. Que financien a la comunidad científica para desarrollar un proyecto especial que permita trazar un plan para el combate al cambio climático o a la pobreza, “vendiendo” sus bondades a la sociedad en general. Porque no, generar nuevas oportunidades de desarrollo y pensar en combatir las enfermedades más comunes y contagiosas de nuestra época: en los millennials – el aislamiento y el endeudamiento; en los jóvenes – la indiferencia y la ambición; en los adultos – la depresión y el consumismo; y en los ancianos – el abandono. O bien ¿Por qué no llevar la tecnología más allá de la convivencia y utilizarla como plataforma de un desarrollo más justo?
Muchos multimillonarios saben que el dinero no se lo llevan a la tumba y se volvieron filántropos, incluso hay una iniciativa denominada The Giving Pledge de Bill Gates y Warren Buffet que han firmado 38 de ellos donde se comprometen a entregar la mitad de su fortuna a organizaciones caritativas. Esta iniciativa sumamente loable es trascendental aunque sin duda valdría la pena conocer los objetivos que se atenderán y las organizaciones que pudieran ser beneficiadas, sin embargo, ojalá se den cuenta que vale la pena ir más allá y que la humanidad los necesita hoy y sean estos mismos millonarios quienes convoquen a la comunidad científica, a los ganadores de los nobel o a líderes sociales congruentes a iniciar una gran reflexión con objetivos y tiempos muy específicos para que el reloj de la destrucción retrase sus horas. O bien que algún científico o líder tenga la capacidad para convencer al club de los millonarios en apoyar este movimiento. Ojalá esta idea se hiciera tan viral que alguien voltee a vernos y se vista de héroe, que demuestre que aún se puede salvar el mundo (Apoya la petición en: https://www.change.org/p/mark-qué-los-millonarios-se-vistan-de-héroes).
¿Quién se pondrá el traje de héroe? ¿Krugman, Stiglitz o Sen? ¿Malala, Yunuz, Obamo o Gore? ¿Coetzee, Pamuk o Vargas Llosa? ¿Zuckerberg, Gates, Branson o Musk? ¿Quién porque Bauman ya se nos adelanto? ¿Acaso tu Dylan? o por lo menos haz una canción para el movimiento como esas viejitas que hacías.
Placer culposo: La la land me emocionó tanto como para escuchar Jazz y bailar con mi mujer (aunque no se dejo) y el libro “The Undoing project” de Michael Lewis sobre el proceso de la toma de decisiones y una amistad, interesantísimo.