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INICIA UNA NUEVA ERA ENERGÉTICA

Como lo había anticipado en este mismo espacio editorial, y ahora ya confirmado desde este viernes por el presidente Donald Trump, a partir de ese momento se inicia una nueva era energética que seguramente tendrá serias repercusiones en la agenda ambiental global así como en la dinámica económica del sector en Estados Unidos.

Por una parte, en México continúa avanzando la apertura energética del mercado con mayor ritmo en las energías renovables. En ese sentido, Iberdrola acaba de anunciar una inversión de 600 millones de dólares para la construcción de una nueva planta eléctrica de ciclo combinado en Nuevo León, que se suma a la que inauguró en noviembre pasado en el municipio neolonés de Pesquería, en la central llamada Dulces Nombres II invirtió 274 millones de dólares.

Además confirma que continuará con el proyecto de construir dos parques eólicos, uno en Puebla y otro en Guanajuato.

En un videomensaje insertado en su sitio web apenas la semana pasada, Ignacio Galán, presidente ejecutivo de la compañía energética global dijo “Demostramos que no tenemos miedo de que la economía mexicana seguirá funcionando bien. Vamos a continuar invirtiendo en México”, siendo para algunos analistas del sector una clara postura contra las políticas del gobierno de Donald Trump.

¿Cuáles son las nuevas políticas del gobierno de Trump sobre el sector? Le recuerdo estimado lector lo que he mencionado anteriormente, ahora ratificado por la Casa Blanca que anuncia que acabará con las regulaciones -dice- “innecesarias y dañinas”, por lo que dentro de Plan de Acción Climático establece que pasarán –o mejor dicho, regresarán- de las energías renovables a lo que Donald Trump llamó la revolución del petróleo, el gas y el carbón, con la finalidad de generar millones de empleos e independencia energética. Siendo una de las primeras acciones que firmara el nuevo presidente de Estados Unidos le otorga otra dimensión a su compromiso con la industria minera que patrocinó muy fuerte su campaña presidencial, pues le da rango de importante pero también de urgente.

Esta es una gran oportunidad para México, pues al marcar este parangón y teniendo en boga la apertura del sector energético, es cuando se debe atraer la mayor cantidad de inversionistas del segmento en energías renovables, pues ya está claro que se les acaba de cerrar el mercado en Estados Unidos.

Dada la complejidad que tiene la materialización de un proyecto ecoambiental, debería el gobierno de Enrique Peña Nieto apretar el paso, conformando un clúster técnico que funcione exclusivamente para agilizar todos los procesos; aunque por infortunio, todavía no hay indicios concretos que exista un plan gubernamental para contrarrestar, o bien que en este caso sería, para capitalizar la oportunidad que genera el neonacionalismo en la era de Donald Trump.

Sin duda, este coletazo energético que apenas empieza por Trump tendrá repercusiones en todos los segmentos ¿Qué pasará con los gasoductos binacionales que van desde Texas hasta Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, San Luis Potosí, Veracruz, Aguascalientes y Guanajuato? ¿Y las empresas estadounidenses con presencia en México? ¿Usted qué opina?