10 refranes y su sabiduría para ser mejor emprendedor
La sabiduría popular de los refranes contiene siglos de experiencia que esconden verdades absolutas o enseñanzas certeras que podrían ayudarnos en cualquier situación o proyecto.
“El refrán es cultura popular que tiene sabiduría en la forma que se habla en la cotidianidad. Esa sabiduría realmente se refleja en lo que las personas creen, porque las personas, a partir de las creencias, hacen y dejan de hacer cosas”, comenta en entrevista Alejandro Meza, coach en emprendimiento estratégico.
Para Cecilia Durán Mena, consultora y catedrática en temas de alta dirección, los refranes trascienden el tiempo y son aplicables hoy.
“Los dichos (o refranes), decía mi madre, son evangelios chiquitos, son cápsulas que ayudan a identificar los valores que sirven de roca fundacional para nuestro negocio o nuestra actividad profesional. Los refranes son una maravilla, ya que en la economía de sus palabras podemos entender rápidamente ideas trascendentes que son de gran utilidad”, opina Durán Mena.
Estos son 10 refranes que podrían aplicarse para ser un mejor emprendedor, de acuerdo con la explicación de estos dos coaches de negocios:
1. El que es perico, donde quiera es verde
Si tú le quitas a Slim todo el dinero que tiene (alrededor de 77,000 millones de dólares), es probable que pase por una mala racha, pero lo que es un hecho es que su estructura mental está preparada para volver a hacer dinero. Una buena estructura mental es lo que hace posible lograr cualquier meta que nos propongamos, no importa en qué ámbito sea.
Lo que hace a un “perico verde” son sus características esenciales en negocios, la sensibilidad y las estrategias personales para relacionarse en el mercado.
2. Más sabe el diablo por viejo, que por diablo
La experiencia que te da la vida y el conocimiento que puedas adquirir se pueden usar para tu emprendimiento, aunque la experiencia no es necesariamente sinónimo de edad. Actualmente hay muchos empresarios jóvenes que tienen muchísimo más colmillo que los viejos.
Nuevos negocios como Facebook, Snapchat o Uber son ejemplos de que lo importante no es la edad para triunfar, sino tener los conocimientos adecuados y contar con un equipo con experiencia en los campos de acción donde quieren desarrollarse.
3. El que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija
Lo mejor que puedes hacer a la hora de iniciar o sustentar un negocio es rodearte de un equipo de trabajo que sea incluso mejor que tú, que sean especialistas de sus áreas.
Trabajar en equipo ha tomado un nuevo significado en estos tiempos, pues una misma empresa puede tener un ecosistema con varias generaciones diferentes.
“Los millennials buscan equilibrarlo con su vida personal y familiar. La generación “Y” no está dispuesta a renunciar a su estilo de vida por una carrera. Han viajado mucho y conocen el valor que tiene la flexibilidad en su vida cotidiana. Ellos eligen carreras que les permitan vivir la vida que desean, realizan diversas actividades después del trabajo, incluyendo la participación filantrópica”, explica Esther Murow, consultora en estrategia de negocios y CEO de Bempowering.
4. Al buen entendedor, pocas palabras
Si algo hace que una persona sea mejor que otra en los negocios es la claridad con la que expone sus ideas. Cuando te comunicas de una forma clara y muy precisa, las personas saben exactamente qué haces, qué quieres y cuáles son los beneficios que ofreces.
Los buenos emprendedores pueden convencerte, en una conversación, con sólo exponer sus ideas de manera clara; además, saben escuchar perfectamente.
“Si una empresa quiere buenos números, requiere incorporar estrategias de comunicación 3.0 (social video, mobile commerce y realidad aumentada), que van más allá de las redes sociales y que giran en torno de la existencia del contenido como elemento de comunicación y generación de marca”, afirma Fernando Barrenechea, director de Consultoría de Interbrand.
5. ¡A darle que es mole de olla!
Si algo le falla a los emprendedores es la realización de actividades constantes. Muchas veces, el emprendedor empieza con mucha fuerza, y a las dos semanas deja de hacer cosas o las hace con mucho menos frecuencia. Un emprendedor debe enfocarse en lo que es verdaderamente bueno.
6. El hombre pone, Dios dispone, llega el diablo y todo descompone
Como todo cambia, es verdaderamente raro que una planeación estratégica no cambie también. La planeación se tiene que hacer de tres a cada cuatro meses, tiene que ser reactiva, es decir: todo el tiempo hay cosas que suceden en el emprendimiento. Por eso siempre tiene que haber ajustes. Si tú no haces ajustes en la planeación, la planeación no va a servir.
El promedio de vida de las pymes es de cinco años, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), pero existen empresas que han logrado mantener con éxito sus productos en el exterior. Estas empresas tuvieron que pasar por un intenso aprendizaje de prueba y error, pero lo que siempre tuvieron claro fue un plan de negocios estructurado y con metas reales.
7. El flojo y el mezquino recorren dos veces el mismo camino
Hay que hacerlo bien y a la primera. Si el trabajo necesita dos semanas para ser realizado, pues deben utilizarse dos semanas. Es importante que la planeación de los proyectos sea aterrizada y que exista compromiso del equipo para cumplir en tiempo y forma.
8. Cuesta más caro el caldo que las albóndigas
Eso pasa con muchísimos contratos. Muchas veces los jóvenes emprendedores firman contratos cuyos gastos y ejecución resultan más caros que simplemente dejar ir al cliente. Constantemente terminan ofreciendo y dando mucho en tiempos irracionales, con condiciones que no se pueden concretar. Los emprendedores que sólo apuestan al “sentimiento” de que todo lo pueden, no saben manejarse.
9. Dime de qué presumes y te diré de qué careces
Sucede que muchos emprendedores buscan quedarse con un pastel demasiado grande para comérselo. Cuando buscan hacer negocios quieren hacerlos grandes, que les dejen mucho dinero, pero no tienen las herramientas para llevar a cabo ese negocio. Presumen que pueden hacerlo, pero después es común verlos intentando resolver algo que prometieron, pero que no tenían las bases para llevarlo a cabo. A la hora de darse cuenta de dónde estaban parados en cuestión de recursos humanos e infraestructura, pueden observar con claridad que el proyecto no era viable.
Procura empezar con algo que tengas la oportunidad de escalar, algo con el nivel en que está tu negocio.
10. Crea fama y échate a dormir
Cuando creas una marca, cuando tienes bien pulida tu estructura de procesos, cuando ya estás muy claro en lo que estás haciendo, este refrán no aplica demasiado. Pero cuando los emprendedores comienzan, más que crear fama, lo que se debe hacer es crear una serie de pasos que te lleven bien del punto A al punto B para mostrar tu producto o servicio. El trabajo habla por sí solo: si generas una marca con la estructura adecuada, tendrás poco de qué preocuparte en materia de reputación.
Ejemplo de eso es Coca-Cola, pues la marca está bien posicionada en la mente de los consumidores.